Al menos hay coraje
Esta vez nadie podría achacarle a la Selección de Costa Rica falta de ganas, orgullo, coraje o agallas.
Llámele como quiera, lo cierto es que el equipo patrio demostró ante El Salvador su deseo de lavarse la cara y mantener viva la posibilidad de clasificarse al Mundial de Catar 2022.
Las corridas de Rónald Matarrita, ida y vuelta, sin dar un balón por perdido; el esfuerzo de José Guillermo Ortiz, haciendo las funciones que muchas veces los delanteros prefieren evitar; o el incansable Joel Campbell, dejando una imagen de esas que necesitan poca descripción al final del juego, agotado después de 90 minutos en los que se movió por toda la cancha.
A esos ingredientes los acompañó la actitud y capacidad para levantarse de un marcador adverso, sobre todo tomando en cuenta la difícil situación en la que llegó el equipo nacional al partido.
El público en el Estadio Nacional lo sintió así, por eso al final solo hubo aplausos, porque el carácter y la perseverancia son características fundamentales en el deporte y los jugadores de la Nacional los lucieron durante gran parte del compromiso.
Así que el triunfo ante El Salvador era una obligación y cuando los futbolistas de la Selección Nacional de Costa Rica estuvieron contras las cuerdas, reaccionaron. Lo preocupante es que los pendientes en la parte futbolística siguen presentes casi como antes.
También es cierto que sufrir en la eliminatoria no es algo nuevo. Las victorias la mayoría del tiempo llegan así: pasando congojas en los últimos minutos, cuidando un marcador o rogando para que termine el partido.
El punto está en que nada de esto nos puede hacer olvidar las deficiencias del equipo de Luis Fernando Suárez. Al grupo le falta calidad futbolística, de conjunto, y sobre todo, le faltan ideas. Si tan solo analizamos el primer tiempo hubo más deficiencias que aciertos.
A la Sele le costó muchísimo salir de la presión que sorpresivamente impuso el conjunto visitante. Lo intentó, quiso poner el balón en el suelo y proponer, aunque sin éxito, porque simplemente El Salvador la asfixió.
Estando en casa se quedó sin la pelota y llegar al marco rival volvió a ser toda una hazaña, hasta que cambió en el segundo tiempo. El empuje a base de actitud pudo más, pero queda la duda ¿será suficiente hacia Catar?