Agrupaciones políticas más expuestas a la ‘créditodependencia’
Para las elecciones nacionales de 2018, el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) financió con préstamos ¢93 de cada ¢100 invertidos en la campaña de su entonces candidato Rodolfo Piza.
También provinieron de endeudamiento el 96% de los recursos invertidos por el Partido Acción Ciudadana (PAC) cuatro años atrás, cuando alcanzaron por primera vez la Presidencia de la República con Luis Guillermo Solís.
En ese mismo proceso electoral, el Partido Liberación Nacional (PLN) obtuvo préstamos para enfrentar el 80% de los gastos de la campaña política de Johnny Araya, quien perdió la segunda ronda frente a Solís.
El último informe del Programa del Estado de la Nación denomina este fenómeno como “creditodependencia” y lo sitúa como uno de los peligros más importantes que enfrenta la democracia costarricense.
El Estado de la Nación argumenta que, bajo este panorama, los partidos “están más a expensas de pocos, estrujando su accionar y comprometiendo una eventual gestión gubernamental”.
Esos altos niveles de endeudamiento, reportados en el informe, se repiten prácticamente en cada uno de los últimos tres procesos electorales, en especial entre los partidos con mayores posibilidades de alcanzar la Presidencia u obtener curules en el Congreso.
Además de los préstamos bancarios directos, el estudio contempla como endeudamiento la emisión de certificados de cesión, o bonos de deuda política.
Distinto al endeudamiento, las donaciones ciudadanas vienen a menos en los últimos años y son una ínfima parte de las finanzas partidarias.
Lo mismo sucede con los ingresos propios de las estructuras, dentro de los cuales se contemplan las cuotas de afiliación y membresía, los pagos por inscripción de candidaturas, la venta de bonos de deuda política a personas físicas o el pago de bienes y servicios a través de ese mecanismo.
“Esta edición incluso documenta cambios abruptos en las finanzas partidarias, producto de una mayor dependencia de los préstamos que tiene lugar tan pronto como una de estas agrupaciones se vuelve ‘retadora’”, señala el estudio.
Si se revisa la estructura de financiamiento del Partido Restauración Nacional (PRN) para la campaña de Fabricio Alvarado en 2018, se obtiene que un 86,7% de los recursos reportados fueron por endeudamiento.
En contraparte, un 9,3% fueron ingresos propios y solo un 4% donaciones.
Un caso distinto fue el presentado en ese mismo proceso electoral con el Frente Amplio, cuando postuló a Edgardo Araya. Un 39,1% de los gastos electorales fue endeudamiento, 38,9% ingresos propios y 22% donaciones partidarias.
Ahora bien, cuando el Frente Amplio estuvo cerca de llegar a segunda ronda con José María Villalta, en 2014, la relación fue otra: el endeudamiento creció hasta el 60,8%, mientras que los ingresos propios representaron 24,5% y las donaciones un 14,7%.
Según el informe, al considerar todos los partidos políticos en los tres últimos procesos electorales, se obtiene que los préstamos representan el 53% de todo el dinero administrado por los partidos.
Los ingresos propios constituyen el 34% de las finanzas y las donaciones apenas al 13% restante.