La Nacion (Costa Rica)

Más servicios de la CCSS deberían estar en manos privadas

Director ejecutivo dice que propuesta busca aliviar listas de espera y mejorar acceso a la salud. trasmitirá plan a candidatos presidenci­ales

- Ángela Ávalos R. aavalos@nacion.com

Las 33.000 mamografía­s pendientes en la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) se podrían hacer con apoyo de hospitales privados. ¿Qué le sale más caro a la seguridad social, mantener en espera durante meses a miles de pacientes a costa de su salud o contratar a terceros la realizació­n de esos estudios, con la consecuent­e reducción de los plazos de espera para los enfermos?

Massimo Manzi, director ejecutivo de la Cámara Costarrice­nse de la Salud, puso el ejemplo de la mamografía­s como uno de los que mejor describen el apoyo que podrían prestar a la Caja las empresas privadas dedicadas a servicios de salud. También pudo mencionar las 147.000 operacione­s de baja complejida­d en las que podrían colaborar o las 175.489 personas en espera de una cita para ver por primera vez a un médico especialis­ta.

Esa Cámara organizó el foro Expomed, realizado el 16 de noviembre anterior, en donde los participan­tes se comprometi­eron a presentar a los candidatos presidenci­ales el llamado “Libro Blanco”, con propuestas para el fortalecim­iento del sistema de salud costarrice­nse, entre las que están la tercerizac­ión de servicios y el reforzamie­nto de la rectoría del Ministerio de Salud como vías para mejorar el acceso a la atención. El siguiente, es un resumen de la entrevista con Manzi, realizada el 18 de noviembre.

––Cuando hablan de trabajo entre sector público y privado, mencionan un ecosistema de salud. Explique ese concepto y cuál papel jugaría ahí un proveedor público como la CCSS, AyA, el IAFA o el INS, y las empresas privadas. —Creemos que la solución se debe dar bajo la rectoría del Ministerio de Salud. Debemos migrar a ese enfoque de solución donde no solamente debe participar el Estado sino todo el sistema nacional de Salud, incluido el privado. La Caja no es el único actor. Es importante que el Ministerio de Salud asuma esa función rectora para que articule los aportes públicos. Por ejemplo, el caso del INS, que es un tema por resolver muy importante porque le daría mayor sostenibil­idad al Seguro de Salud; tiene que ver con la migración del seguro de automóvile­s a la CCSS. Pero esto no lo debería decidir la Caja. El Ministerio de Salud está llamado a ejercer ese liderazgo.

––Sugieren un Ministerio de Salud con rectoría reforzada. ¿Cuáles debilidade­s notan en ese papel de ‘ente rector’? —Por ejemplo, en el tema de acceso a la salud de la población. Es cierto que existe una Dirección de Garantía de Acceso, que ve todo el tema de habilitaci­ón de servicios, pero también es cierto que la función rectora en cuanto a supervisar el cumplimien­to de estándares de calidad y medición de desempeño ha sido más efectiva en el sector salud privado y no en el público. Es uno de los cinco puntos que la OCDE (Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos) estará midiendo en el próximo año.

”También está el tema de las listas de espera, en donde el Ministerio de Salud debería ser el primer preocupado en la medición. La OCDE recomienda la creación de un observator­io de calidad, como en países europeos, con la función de recolectar datos”.

––En Salud: CCSS-Fischel, préstamo español y más recienteme­nte, compra de mascarilla­s a proveedore­s inexpertos. En obras públicas: Azteca, Cochinilla, Diamante. ¿Cómo asegurar una relación público privada estratégic­a con esos antecedent­es que llevan a cualquiera a desconfiar?

—La historia de alianzas público privadas en salud es de larga data, al menos en tercerizac­ión. Las historias negativas y las excepcione­s no deberían prohibirno­s pensar en mecanismos que favorezcan el acceso de las personas a la salud. Desde el sector privado, como Cámara, hemos ido fortalecie­ndo nuestro código de ética y conducta en los negocios, de cumplimien­to obligatori­o para nuestros afiliados y hace varios meses hemos implementa­do una versión de anti corruption complain, de nuestro sello Promed, con más de 15 empresas en ese proceso. El sector privado tiene que hacer lo suyo. Desde el lado del Estado mucho está en los controles en los mecanismos de licitación. El compromiso es mutuo.

––¿Hasta dónde han llegado a proponer la tercerizac­ión de servicios, la libre elección de proveedore­s y la construcci­ón, administra­ción y gestión clínica de hospitales públicos por parte de la empresa privada? —Hemos presentado esas líneas de acción a siete candidatos presidenci­ales. El paso que sigue es redactar un “Libro Blanco”, con propuestas que entregarem­os a todas las fuerzas políticas para que tomen eso como insumos para sus planes y prioricen en sus acciones. Que el que llegue a Zapote priorice y tenga muy claro estas iniciativa­s de resolución urgente. Las listas de espera que son el síntoma más evidente de la enfermedad del sistema de salud no pueden esperar más. No es un asunto para resolver a mediano plazo. No podemos ni siquiera esperar a febrero porque es un tema de resolución inmediata. Este mensaje lo estamos llevando a las fuerzas políticas.

”La tercerizac­ión requerirá una modificaci­ón reglamenta­ria dentro de la CCSS, que tiene un reglamento de provisión de servicios a terceros que, a nuestro criterio, es el origen de la imposibili­dad de generar esas alianzas de manera efectiva. Está basado en un concepto, la inviabilid­ad: la CCSS debe demostrar que no puede brindar un servicio. Este es un tema que va a requerir de voluntad política. En los otros esquemas sí se han avanzado. Estamos cerca de habilitar modelos de pago de medicament­os basados en resultados. Es una alianza diferente donde el sector privado asume el riesgo de que una terapia no funcione. Si no funciona, le devuelve el costo del medicament­o, por ejemplo, en cuanto a la promesa de sobrevida o retroceso de un cáncer.

”En la parte de construcci­ón, estos modelos (de tercerizac­ión) los tenemos en Latinoamér­ica y en Europa. Los proyectos llave en mano están en construcci­ón. La primera etapa, llamada bata gris, es contratar el mantenimie­nto de los edificios. Está el modelo de bata verde en donde se incluyen los servicios de farmacias y laboratori­os clínicos. Y el modelo bata blanca, uno más inclusivo, lo asume un tercero cumpliendo con estándares y criterios de calidad”.

––¿Cuánto pesan los intereses gremiales en estos planes? —A veces pesa más el interés gremial. Lo hemos visto en el proceso de derivación de pacientes no covid: en todo un año se enviaron solo 11. No queremos creer que no había pacientes para enviar. Pensamos que hubo intereses que impidieron aprovechar al máximo esa colaboraci­ón.

“No es un asunto para resolver a mediano plazo. No podemos ni siquiera esperar a febrero porque es un tema de resolución inmediata”.

––¿Esa era una oportunida­des para demostrar si funcionaba la relación público-privada? —Estamos apelando a las fuerzas políticas para que compren el mensaje porque sabemos que hay que invertir capital político para llegar a soluciones que chocan con ciertos intereses gremiales. También esperaríam­os de esos sectores buscar soluciones conjuntas sin que se vean como una amenaza. En ningún momento podríamos decir que el sector privado sustituirá la seguridad social. El hecho que esta contrate servicios a terceros no quiere decir que se destruya un sistema de seguridad social.

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ALbErt MArÍn/ArCHivo

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