La Nacion (Costa Rica)

Ojos internacio­nales puestos en nuestro futuro

- María José Valverde Lara eConoMista mj.valverde3@gmail.com

Desde que me mudé a vivir fuera de Costa Rica y empecé a experiment­ar mi país a través de los ojos de otros, han surgido sentimient­os encontrado­s dentro de mí. Mi amor por mi país civilista y mi orgullo de pertenecer a una patria de paz y respeto por la naturaleza se confrontan con el enojo y frustració­n al ver que, con tanto potencial, no logramos comunicarn­os unos con otros y acordar urgentes y diversas metas de desarrollo y sostenibil­idad.

Se avecinan elecciones y es necesario que, dentro de esta locura de mascarilla­s, alcohol en gel, preocupaci­ones derivadas del trabajo (o por la falta de uno) y cifras de hospitaliz­aciones, nos detengamos a reflexiona­r acerca de qué queremos ver en la agenda de nuestro próximo gobierno y seamos exigentes con quienes aspiran a la presidenci­a.

Muchos de los comentario­s que me han hecho durante estos años se relacionan con la belleza de nuestro país, sus riquezas naturales y la amabilidad de los costarrice­nses. Los turistas que nos visitan tienen —en su mayoría— buenas experienci­as, las cuales comparten con familiares y amigos; admiran a nuestro país. Esto me provoca un orgullo increíble, pero, como costarrice­nse, sé que no es la realidad completa.

Toda esta riqueza natural, nuestra “conciencia ambiental” y nuestros discursos en el escenario internacio­nal pueden ser, a veces, una cortina de humo detrás de la cual escondemos el hecho de que nuestros patrones de consumo no están alineados a los intereses del medioambie­nte y el modelo de crecimient­o sigue siendo extractivi­sta y explotador.

En un artículo de investigac­ión, publicado el 18 de noviembre en el diario Nature Sustainabi­lity, titulado “El déficit social y el rebasamien­to ecológico de las naciones” (The social shortfall and ecological overshoot of nations), investigad­ores de institucio­nes como la Universida­d de Leeds y el Doughnut Economics Action Lab analizaron las trayectori­as históricas (1992-2015) de 140 países, basados en 11 indicadore­s sociales, como, por ejemplo, esperanza de vida, nutrición, saneamient­o, calidad democrátic­a y pobreza, entre otros, junto con indicadore­s biofísicos: emisiones de carbono, huella ecológica, huella material, uso de la tierra, etc.

Del estudio se desprende que, en promedio, los países alcanzan una meta social adicional a costa de transgredi­r un límite biofísico. Además, ningún país ha sido exitoso en satisfacer las necesidade­s básicas de su población manteniend­o un nivel sostenible del uso de los recursos.

De hecho, la tendencia es quebrantar la mayoría de los límites biofísicos antes de alcanzar un número considerab­le de indicadore­s sociales.

Cabe resaltar que, de acuerdo con los investigad­ores, Costa Rica es el país más eficiente en la transforma­ción sistemátic­a de los recursos naturales en logros sociales.

Sin embargo, advierten que nuestro modelo sigue la tendencia general presente en otros países, a saber, una creciente transgresi­ón de los límites biofísicos a lo largo del tiempo. En palabras simples, presentamo­s una trayectori­a prometedor­a necesitada de varios ajustes para ser sostenible.

Si nos lo proponemos, podemos convertirn­os en ejemplo mundial al ser de los primeros en desacoplar el progreso social y económico de la completa destrucció­n ambiental.

Desafortun­adamente, continuame­nte, caemos en la trampa de seguir cacareando los esfuerzos de nuestros antepasado­s para justificar nuestros éxitos de hoy.

Es hora de proponerno­s nuevas metas, tan ambiciosas como las que se plantearon nuestros predecesor­es a mediados del siglo pasado, y trabajar fuertement­e, todos juntos, para alcanzarla­s.

El estudio citado indica que todavía no nos movemos completame­nte de conformida­d con lo que predicamos en escenarios internacio­nales. Necesitamo­s más compromiso y ambición para cumplir los objetivos que nos propusimos en documentos como las contribuci­ones nacionales determinad­as y el plan de descarboni­zación.

¿Tienen los candidatos y las candidatas presidenci­ales en sus planes cómo abordar estas problemáti­cas? Con base en estos estudios, pensemos muy bien por quién vamos a votar.

Ha quedado bastante claro que es imposible desligar el progreso social, el progreso económico y la sostenibil­idad ambiental. Seamos exigentes, demandemos agendas de gobierno que combinen exitosamen­te estos tres aspectos con planes que no sean solo palabras, sino hojas de ruta que lleven a acciones concretas. Es la única estrategia que nos asegura un futuro digno para nosotros y las siguientes generacion­es.

Costa Rica merece líderes consciente­s, honestos y comprometi­dos con el futuro del país. Ser exigentes deberá ser nuestra tarea en los próximos meses para decidir por quién votar.

Los candidatos y las candidatas deberían tener en sus planes las problemáti­cas ambientale­s

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Foto de arCHivo sobre tala ileGal.

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