Animales voraces en Saprissa
Iñaki Alonso no descubrió el agua tibia cuando dijo hace algunas semanas que algunos jugadores sin gran brillo en las prácticas se vuelven ‘animales competitivos’ en los partidos. A fin de cuentas lo importante es el día del juego, pensarán unos, aunque llegar hasta ese momento siempre requerirá la mejor preparación, añadiríamos otros.
Tomando prestado el término del técnico (‘animales competitivos’), yo le agregaría que son futbolistas a los cuales les es “difícil” ocultar su hambre. Y no es que los otros no cumplan, solo que ese deseo competitivo no los transforma.
Tampoco me atrevería a decir si entrenan bien o no. Esa valoración se la dejamos al entrenador morado, pero sí me parece evidente cuáles son los “animales competitivos”. Lo visto por Iñaki solo confirma la influencia de algunos jugadores en el Saprissa de los últimos tiempos.
Con Christian Bolaños motivado, la alegría en la ofensiva incluso hace olvidar que no hay un ‘matador’ centrodelantero. Ni siquiera necesita anotar para hacerse sentir; los movimientos y asistencias tienen mucho peso, así como cuando hace piques de 25 metros para cumplir con las exigencias de Iñaki.
Si se trata de resaltar el aporte defensivo, ese sería Ricardo Blanco, un animal competitivo, que no solo disfruta el placer de la ofensiva, sino de cada oportunidad para impedir el paso del rival, correr sin límite, barrarse cuantas veces sean necesarias y enmendar sus propios errores.
Los animales competitivos no necesariamente deben ser titulares. Si no que lo diga Michael Barrantes, quien últimamente pasó al banquillo y cuando ingresa acostumbra marcar diferencia. No es casualidad que sea uno de los consentidos de la afición, que no solo valora goles o asistencias, también pundonor.
Esa misma afición también pone entre sus favoritos la constancia del argentino Mariano Torres. Su nombre no es el mejor ejemplo en la corta estancia de Iñaki, pero el volante es, sin duda, la cara del jugador competitivo que todo equipo desea. Y si a eso se le agrega el talento, es el ‘animal competitivo’ que necesita este Saprissa para lo que viene en la hora decisiva del torneo.