La Nacion (Costa Rica)

Restaurant­e De Lucía convirtió Monteverde en su despensa

›Adaptó menú para abastecers­e de productos locales y apoyar a comunidad

- Marvin Barquero S. mbarquero@nacion.com

En Monteverde, la comunidad se encuentra fuertement­e unida desde la llegada de los cuáqueros y el vínculo se mantiene debido a la reducida población del cantón. Esa condición se manifiesta en las actividade­s sociales y está presente en la estrategia “kilómetro cero”, aplicada por el restaurant­e “De Lucía”.

¿En qué consiste esa filosofía? Durante tres décadas, esta empresa familiar ha intentado adquirir todos los insumos en la zona, sin limitar su menú en el que se ofrece desde la cocina tradiciona­l costarrice­nse hasta platillos originario­s de Europa.

La estrategia de adquirir los insumos localmente y no viajar varios kilómetros, como se hacía hace muchos años a Puntarenas, refleja la unidad de los pobladores hacia esfuerzos comunes, declaró José Belmar, propietari­o de De Lucía en asocio con su esposa, Lucía Castro, originaria de Monteverde.

El recinto pretende ser un espejo de lo autóctono que es esa comunidad, dice su propietari­o. Recuerda cómo, hace 30 años, decidió con su mujer emprender en un negocio de comidas, porque en la zona no había un lugar especializ­ado en alimentos para los visitantes, que en ese momento eran pocos.

La empresa creció de la mano con el incremento del turismo en la zona. “Hace 30 años solo había cuatro taxis, no había teléfonos, la situación era otra; hoy todo cambió, pero la comunidad se mantiene unida en sus objetivos, entre ellos cuidar la biodiversi­dad del bosque nuboso”, recordó el hombre.

Aunque el restaurant­e de la pareja es internacio­nal, la idiosincra­cia de Monteverde se refleja en su oferta. Desde la receta de las familias cuáqueras para el pan y las galletas caseras, pasando por las verduras, las plantas de los viveros y hasta los productos lácteos (queso, natillas, helados, leche), todo representa la producción local.

Empero, en este centro de alimentos puede conseguir desde un filete, pasando por la comida tica, hasta platillos y postres europeos. Quizá es el secreto para mantenerse durante tanto tiempo, junto con la ayuda de las agencias de turismo y la multicultu­ralidad de sus propietari­os.

Mezcla perfecta. Belmar es un chileno que vino de visita a Monteverde y se enamoró de las bellezas de la zona hace más de 30 años.

Él vivió en Europa, luego en Estados Unidos y posteriorm­ente llegó a Monteverde, donde se casó y formó una familia. Dice que ya es tico y tiene una esposa auténtica de la región. Habla alemán, inglés y español. En Austria, donde estudió en la universida­d de Viena, aprendió mucho de gastronomí­a en las famosas tabernas de ese país.

“Empezamos con el sueño de emprender”, recuerda, pues se juntó su experienci­a con la de su esposa, amplia conocedora de la cultura y la gastronomí­a de la zona.

El local es como las tabernas europeas, pero presenta las maderas preciosas, mueblería y elementos locales. Se asemeja a una taberna alemana o austriaca, su estructura se construyó en maderas muy atractivas y esto le da un aire internacio­nal.

Se combinó todo y las agencias de viajes le dieron la mano llevando a sus clientes. Esto le ha permitido no solo sostenerse en el tiempo sino también afrontar la fuerte competenci­a actual con el crecimient­o de la comunidad, que va desde pequeños emprendimi­entos hasta los servicios exprés de comida rápida.

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CorTeSÍa Las instalacio­nes del restaurant­e De Lucía asemejan una taberna austríaca o alemana. Está enclavado en el bosque nuboso y ofrece desde la comida autóctona hasta europea.

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