Desalentadora decisión
Los mensajes que difunden al electorado las agrupaciones políticas ponen a la ciudadanía ante una descorazonadora y desesperanzadora decisión. Las propuestas son, en no pocos casos, manifestaciones de oportunismo y ocurrencias alejadas de la realidad, dirigidas a satisfacer prejuicios y creencias arraigadas en segmentos del electorado, con el fin de atraer su atención y conquistar su apoyo; en lugar de acciones concretas, basadas en el conocimiento no solo de los campos específicos que tocan, sino de la realidad política e institucional del país.
La gran mayoría de las acciones que los candidatos proponen se sustentan en una visión un tanto añeja de la realidad y de las políticas públicas. No solo parten de diagnósticos desfasados o basados en juicios a priori, sino que además fallan a la hora de conceptualizar las intervenciones gubernamentales como compartimentos estancos lo que no hace más que reflejar la poca comprensión de los problemas. La importancia de los equipos con los que se conformará el Ejecutivo es fundamental, sin duda, pero va más allá de la edad o de experiencia.
Sobra decir que las propuestas unipersonales debieran despertar profunda desconfianza en la ciudadanía, pero también deberían hacerlo las referencias, en abstracto, a la experiencia.
En una sociedad y realidad política muchísimo más complejas, la forma en como se accionaba el poder en el pasado puede servir de muy poco hoy.
Con una figura presidencial débil y además, como si no fuera poco, profundamente agrietada por una política de tierra arrasada –no importa destruir a las personas o incluso las instituciones por pírricas victorias de corto plazo– , sin mayorías legislativas, una escasísima propensión a la negociación y los acuerdos, y con el populismo, la polarización y la política tribal dominando el accionar de muchos actores, hoy resulta fundamental la empatía, la capacidad de negociar y, sobre todo, de convencer con el fin de alcanzar acuerdos amplios y sólidos.
Hay además un tema ético fundamental, ¿Para qué se aspira al poder?
Si tras las propuestas no se trasluce una preocupación por el bienestar colectivo, y su práctica y comportamiento políticos no se basan en un respeto absoluto a la dignidad de las personas, no es ahí en donde se puede construir desarrollo económico, social y convivencia democrática.