La Nacion (Costa Rica)

A la PAC-ciudadanía

- vgovaere@gmail.com VELIA GOVAERE CATEDRÁTIC­A DE LA UNED

Hay críticas que enriquecen porque permiten crecer. Quiero referirme a una. Doña Flora me escribe, con un tono respetuoso que la enaltece, y me dice: “Siempre me gustaron sus artículos por bien escritos y serios. Pero últimament­e han tomado un sesgo burlón e irónico que resulta ofensivo para quienes buscaron otras opciones en partidos como el PAC”. Mea culpa. A veces he pecado de no diferencia­r entre el PAC-partido y la PAC-ciudadanía. Si esa tendencia creció hasta ser gobierno, fue por poner el dedo en la llaga de un statu quo insoportab­le que persiste y cuyo descontent­o aún insatisfec­ho puede ser el furor que nos lleve al abismo.

Lejos está de mí querer ofender a quienes animaron reformas necesarias que no llegaron. Esa población soñaba con un cambio y quedó huérfana de ilusiones. El PAC-partido nunca encontró coherencia entre tendencias contrapues­tas. Su dirigencia ni siquiera asumió la propuesta más lúcida de su fundador, cuyo proyecto Cerrar habría comenzado una profunda reforma del Estado. Hasta sus rivales del PLN votaron en pleno para que no fuera archivado.

El PAC-partido le falló a la PAC-ciudadanía, y si muchas falencias le fueron heredadas, otras muy graves le son totalmente propias. Con todo respeto, la debacle de Fonatel es puro gobierno PAC. Chinchilla lo dejó apenas instalado cuando el PAC llegó, que lo comenzó en el Belén de Intel, y dejó Limón al final. También el más lúcido plan fiscal Chinchilla-Solís (y me refiero a Ottón) fue enterrado en el Legislativ­o por su PAC-partido.

Las legítimas esperanzas del alma rota de la PAC-ciudadanía merecen considerac­ión. Su orfandad “busca una forma que no encuentra su estilo”, ahora en tiendas que le son ajenas. En segunda ronda, el desamparo sigue escociendo fuera de las burbujas de Escazú o Monterán. Detrás de las montañas que rodean la cápsula privilegia­da del desarrollo del Valle Central, las promesas incumplida­s se traducen en insegurida­d y hambre. Para más de la mitad de la población de las costas, el desaliento ni siquiera fue a las urnas.

En abril, la democracia pondrá a muchos en una disyuntiva dura, pues tendrán que escoger alguna bandera ajena. Pero para nadie será más doloroso el trance que para quienes no tendrán siquiera voz legislativ­a. Su desazón cívica merece respeto, guiados, como fueron, por amor a esta patria.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica