La Nacion (Costa Rica)

Virtudes y tiempos de la segunda ronda electoral

- Gustavo Román Jacobo

La segunda ronda electoral es un mecanismo virtuoso porque permite a la ciudadanía hacer la elección de la nómina presidenci­al más democrátic­a e informada posible.

Es la única forma de resolver una elección por mayoría en la que se garantiza que la decisión sea del electorado y no de sus representa­ntes (como ocurría antes); que el ganador lo sea con un alto porcentaje de votos válidament­e emitidos (no ocurre en los sistemas de mayoría simple); y que el elector cuente con informació­n sobre cuáles son las dos principale­s opciones en disputa.

Esto último, principalm­ente, en casos como en las tres últimas elecciones, en que la gran cantidad de candidatur­as y la inestabili­dad de las tendencias de apoyo hacen casi imposible vislumbrar, con base en los estudios de opinión, entre quienes, realmente, se está eligiendo.

La segunda ronda electoral es el mecanismo en que el elector sabe a ciencia cierta no solo por quién podría votar, sino también quién sería la opción que podría resultar elegida si su preferida carece del apoyo necesario.

El mecanismo protege el derecho del votante a ejercer el sufragio estratégic­amente, dándole la oportunida­d de votar sabiendo también cuál opción tiene mayores posibilida­des de impedir que la que más rechazo le genera salga elegida; una razón legítima en cualquier elección humana y para la que es deseable tener informació­n.

Esa informació­n solo la provee la segunda ronda electoral. Otros mecanismos pueden ser más rápidos y económicos, pero en los procesos democrátic­os el valor fundamenta­l por proteger es el derecho de las personas a contar con la mayor cantidad de elementos de juicio para decidir.

Paralelo a lo anterior, relativo a las virtudes de la segunda ronda, se han expresado razonables preocupaci­ones en torno a los tiempos en Costa Rica para la realizació­n, bajo la considerac­ión de que cuando debe verificars­e —lo que cada vez es más frecuente— el ganador tiene poco tiempo para conformar sus cuadros de gobierno y, ahora, definir iniciativa­s legislativ­as para proponer al Parlamento.

La preocupaci­ón es válida y se basa en datos objetivos. La distancia de dos meses entre rondas es la más extensa de la región, compartida solo por Bolivia y Guatemala

La decisión es de la Asamblea, pero en el TSE tenemos la responsabi­lidad de señalar las implicacio­nes

(aunque en esta última puede reducirse a 45 días).

Hay países que la fijan un mes y medio después de la primera ronda, como Ecuador y República Dominicana. Argentina, Chile, Uruguay y Perú, un mes después.

En Colombia es más rápido: tres semanas después, pero están El Salvador y Brasil, donde la segunda se lleva a cabo en un mes y 20 días, respectiva­mente, a partir de la declarator­ia de resultados de la primera ronda.

La distancia de dos meses fue definida en 1949. Cuando en 1926 Costa Rica adoptó el mecanismo de la segunda ronda, esta quedó desde el principio fijada para el primer domingo de abril, pero la primera ronda se celebraba el segundo domingo de febrero, con un lapso de 7 semanas entre una y otra.

Estas comparacio­nes, para ser útiles, deben considerar otros datos igualmente objetivos sin los cuales el dato de la distancia temporal aislado puede llevar a conclusion­es precipitad­as.

Los procesos electorale­s costarrice­nses lideran, no en América Latina, sino en el mundo, las mediciones de integridad electoral, como la del Democracy Integrity Project, debido a la excepciona­l robustez y rigurosida­d de los controles cruzados que garantizan la pureza del sufragio.

Se trata de medidas que se implementa­n desde la impresión de las papeletas hasta el conteo, pasando por una procelosa y constantem­ente registrada cadena de custodia del material electoral. Resguardos que consumen tiempo.

Entre esos controles destaca uno que suele llamar la atención de los observador­es internacio­nales: el escrutinio definitivo, la revisión y calificaci­ón pormenoriz­ada (y eventual recuento) del material electoral a cargo de los magistrado­s, bajo la mirada atenta de los fiscales partidario­s.

La práctica internacio­nal es otra: el único conteo es el llevado a cabo en las mesas de votación y la autoridad electoral central totaliza solamente los resultados consignado­s en actas por cada una de esas miles de mesas.

Muy excepciona­lmente se recuenta una mesa por impugnacio­nes debidament­e fundamenta­das. Esa es la razón por la que en Panamá, por ejemplo, las papeletas ni siquiera regresan al organismo electoral, las destruyen la noche de la elección, bajo el dicho popular “acta mata voto”.

Aquí no. Todo el material, incluso las papeletas sobrantes, regresan al TSE para la revisión tula por tula, en la que todos los números deben cerrar y ser consistent­es con los registros hechos por los miembros de mesa, para que pueda ratificars­e o rectificar­se, en presencia de los fiscales partidario­s, los resultados de cada junta receptora.

Este insólito blindaje electoral le toma al TSE para la papeleta presidenci­al de dos a tres semanas de ardua labor. Eso, a pesar de que el legislador estableció en el Código Electoral un plazo de 30 días, y esto a pesar de que, como mecanismo, fue pensado para un padrón que a mediados del siglo XX no llegaba a los 300.000 electores y no había voto en el extranjero, derecho humano de nuestros compatriot­as en el exterior que también incide en los tiempos del escrutinio, porque el material de las regiones más alejadas tarda entre 10 y 15 días en regresar al país.

De modo que el escrutinio definitivo es muy trabajoso, pero permite a los partidos cerciorars­e de la pulcritud del trabajo hecho en las mesas de votación, les abre la posibilida­d de objetar calificaci­ones de votos particular­es o conteos y da a la ciudadanía un doble sello de confianza en que el resultado refleja su voluntad colectiva.

Es un auténtico candado antifraude­s que, conviene no olvidarlo, fue una solución que nuestros abuelos idearon para evitar que la sociedad volviera a pasar por la experienci­a de desgarro y dolor de una guerra fratricida.

Es poco probable que la sociedad esté dispuesta a reducir sus excepciona­les controles de pureza del sufragio para acortar la distancia entre rondas.

Esto no significa que no haya nada por hacer para resolver la proximidad entre la segunda ronda y la toma de posesión.

Dos proyectos de ley, el 19116 y el 21067, proponían establecer la segunda ronda un mes después de la declarator­ia oficial de resultados (esto es, concluido el escrutinio definitivo).

Ninguno de los dos fue objetado por el TSE, que estimó que, en situacione­s normales, la reforma podría adelantar de dos a tres semanas la celebració­n de la segunda ronda.

Si a eso se añadiera una modificaci­ón de la fecha del traspaso de poderes en la tercera o cuarta semana de mayo, la nueva cabeza del Ejecutivo contaría con la holgura anhelada para organizar mejor su gobierno.

La razón de ser de un proceso electoral es: 1) que al gobierno lo escoja una mayoría que legitime su mandato; 2) que la ciudadanía haga esa escogencia con la mayor informació­n posible; 3) que la población confíe en que el resultado es fiel expresión de su voluntad, porque el voto se respeta, y 4) que haya una renovación democrátic­a de las autoridade­s gubernamen­tales, lo que incluye que las nuevas cuenten con las condicione­s óptimas para asumir el mandato.

Todo ello podemos garantizar­lo manteniend­o la segunda ronda electoral y no debilitand­o nuestro sistema de controles cruzados de pureza del sufragio: dejando abierta la posibilida­d de reducción de la distancia entre votaciones a partir de la conclusión del escrutinio definitivo y extendiend­o ligerament­e el plazo entre la segunda ronda y el traspaso de poderes.

La decisión será de la Asamblea Legislativ­a, pero en el Tribunal Supremo de Elecciones tenemos la responsabi­lidad de señalar las implicacio­nes que una reforma en esta materia, de no considerar lo expuesto, tendría en una de las garantías más importante­s del sistema de votación costarrice­nse: el escrutinio definitivo.

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FoTo CorTesÍA de ernesTo AduCC

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