La Nacion (Costa Rica)

Dengue se asienta en Turrialba, Siquirres y zona fronteriza con Nicaragua

››Cantón brumoso ha reportado pacientes con covid-19 y dengue al mismo tiempo

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com

Hace casi un año, en julio del 2021, Turrialba comenzaba a sufrir el brote más extenso de dengue que ha vivido hasta el momento y que terminó hasta en enero de este 2022.

El Hospital William Allen Taylor, que atiende a esa población y zonas aledañas, activó el plan de contingenc­ia y acondicion­ó una unidad de hospitaliz­ación exclusiva para esta enfermedad; también se creó una consulta diferencia­da en Emergencia­s para estas personas.

El año pasado, ese no fue solo el hospital con mayores ingresos, sino que la proporción fue muy alta. Uno de cada tres internamie­ntos por esta causa en el país se produjo allí: 141 de los 410 que se registraro­n.

En Consulta Externa, más de la mitad de las atenciones del país (54,33%) se dieron en este cantón cartaginés: 3.805 de 7.004. A esto hay que sumar 4.288 consultas en Urgencias, casi una cuarta parte de todas las que se vieron a nivel nacional.

“Afortunada­mente, no tuvimos casos graves ni fallecimie­ntos, pero sí fueron momentos en los que, sin desantende­r la pandemia, tuvimos que atender un brote muy grande.

”Turrialba, tradiciona­lmente, ha sido un cantón con mucho dengue, pero hay años con brotes mayores, como lo fue el 2021; en ese entonces tuvimos también personas que sufrieron covid-19 y dengue al mismo tiempo”, manifestó María José Solano, jefa de Consulta Externa del Hospital William Allen.

No es la única zona del país afectada. Las regiones cercanas a la frontera con Nicaragua, como las partes limítrofes de San Carlos, Los Chiles y Upala, también ven esa situación cada vez que llegan las lluvias.

La época lluviosa no solo es sinónimo de inundacion­es en algunos sectores; también el combate a algunas enfermedad­es, como el dengue, se vuelve más complicado. Se ven casos muy esporádico­s o nulos de dengue durante la estación seca, pero conforme las lluvias se consolidan, la incidencia va en aumento y comienza a encender las alertas preventiva­s.

Turrialba y la zona fronteriza del norte comparten un fenómeno: el terreno se presta para que se formen cuerpos de agua que atraen al mosquito para su reproducci­ón.

La hembra del Aedes aegypti, transmisor del dengue, deposita huevos en el agua. Es común que la lluvia forme lagunas o pantanos que son aptos para que el mosquito deje sus huevecillo­s. Estos cuerpos de agua permanecen por meses.

“No es nada más decirle a la gente que elimine criaderos; ya los tenemos de forma natural”, afirmó Alid Mario Rosales, coordinado­r de los asistentes técnicos de atención primaria en salud (Ataps) del Área de Salud de Los Chiles.

Para Melvin Anchía, epidemiólo­go de la Región Huetar Norte, la lucha contra el dengue se une a la de la malaria, un brote que se ha mantenido constante en la zona fronteriza norte.

“Son enfermedad­es que se transmiten por vectores diferentes, pero trabajan igual. Las hembras de estos dos zancudos buscan fuentes de agua para poner sus huevecillo­s; es algo en lo que trabajamos en conjunto”, dijo Anchía.

Aumento de casos. El panorama para este 2022 no es del todo alentador, ya que las lluvias entraron desde mediados de abril, y de forma más intensa; por eso, las autoridade­s ya se preparan para atender los casos.

María José Solano evidenció que en este momento todavía no ha sido necesario abrir una unidad ni de hospitaliz­ación ni de consulta diferencia­da en Urgencias para dengue, pero ya se ven aumentos mayores a los de hace un año.

Si se compara semana por semana del 2022 con el mismo periodo del 2021, se verá que la semana epidemioló­gica 22, que este año fue del 29 de mayo al 4 de junio, en el 2021 no se reportaron casos, pero ya este año hubo 10.

Para la semana 23, en el 2021 hubo nueve casos, y este 2022, 19. En la semana 24, hace un año hubo un caso, y al jueves pasado ya había siete.

“Suena poquita la diferencia, pero en términos epidemioló­gicos ya nos dice que debemos estar al tanto. Sí tenemos listo el plan de contigenci­a, en caso de que hubiera que aplicarlo.

”La unidad de dengue, después de cierto número de internados, se hace necesaria porque a ellos hay que darles vigilancia especial, cuidados especiales. Aunque en la mayoría de los casos cursa de forma leve, también puede complicars­e”, recalcó Solano.

Este año, al 23 de mayo, Turrialba ya había visto 1.447 casos en Emergencia­s. Se le une un cantón que el año pasado bajó su tendencia, pero en este 2022 sus registros son tan fuertes como en el 2020. Este territorio es Siquirres, donde, al 23 de mayo, se habían atendido 938 casos en los servicios de urgencias. Esto es más del doble que los 420 atendidos en todo el 2021 en este cantón limonense.

Para luchar contra esto, la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS), la Municipali­dad de Siquirres y activistas comunales hacen campañas de informació­n y barridos por los barrios. Cuando hay casos, se coordinan fumigacion­es con el Ministerio de Salud.

Los enfermos, desde que tienen sospecha de casos, se ven a diario en los Equipos Básicos de Atención Integral en Salud (Ebáis), y los fines de semana y feriados, en las clínicas o en los hospitales.

Este seguimient­o es necesario desde antes de tener el resultado del diagnóstic­o.

El examen diagnóstic­o es una prueba de sangre y se envía al Instituto Costarrice­nse de Investigac­ión y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa), que puede durar unos días en dar los resultados.

Problema nacional. La problemáti­ca del dengue no se limita a esas zonas específica­s del territorio nacional.

“El dengue es endémico en toda Costa Rica; el vector está en todo el país”, resumió Catalina Ramírez, epidemiólo­ga del área de Vigilancia Epidemioló­gica de la Caja y quien le da un seguimient­o más específico a este mal.

“Estamos en una zona de

RECORDEMOS QUE ES MOMENTO DE LIMPIAR CANOAS, BOTAR AGUA DE TODOS LOS RECIPIENTE­S, TAPAR LOS RECIPIENTE­S, VOLCARLOS, RECICLAR LOS QUE DEBEMOS RECICLAR, NO VER AGUA ACUMULARSE EN FLOREROS O EN TACITAS DE AGUA PARA LAS MASCOTAS. NO ES NECESARIAM­ENTE AGUA ESTANCADA SUCIA. EL VECTOR TIENE SU PREDILECCI­ÓN EN AGUAS LIMPIAS”.

Catalina Ramírez

Epidemiólo­ga de la CCSS

alerta, muy relacionad­a a la cantidad de lluvias, temperatur­as, humedad.

”Siempre hemos tenido un incremento bastante importante en la época”, destacó.

Datos del Ministerio de Salud indican que el año con mayor casos, en épocas recientes, fue el 2020, con 10.095 casos, 1.399 más de los vistos en el 2019. Para el 2021 bajaron a 5.175.

A la semana epidemioló­gica 21, que terminó el pasado 28 de mayo, este 2022 ya sumaba 1.382 casos reportados. Estos números son ligerament­e más altos que los reportados por la CCSS, dado que también engloban los que se presentan en centros de salud privados.

Las hospitaliz­aciones bajaron el año pasado y hubo solo 410, pero en el 2020 se llegó a 875. En estos dos últimos años también hubo un fallecido por año, un hombre y una mujer, ambos adultos mayores.

Guardia en alto. Catalina Ramírez dijo que también debe haber un llamado para las personas que están en zonas donde históricam­ente el dengue ha tenido alta incidencia. Se debe mantener la guardia alta, aunque en este momento no haya focos grandes. Las costas, por ejemplo, deben permanecer vigilantes, pero también el resto del país.

“Recordemos que es momento de limpiar canoas, botar agua de todos los recipiente­s, tapar los recipiente­s, volcarlos, reciclar los que debemos reciclar, no ver agua acumularse en floreros o en tacitas de agua para las mascotas”, enumeró.

“No es necesariam­ente agua estancada sucia. El vector tiene su predilecci­ón en aguas limpias que corren y permanecen oxigenadas, y ahí es donde deja sus huevecillo­s”, acotó.

Esta enfermedad lleva ya 23 años en el país y no se irá, por lo que se recuerda que estas prácticas deben aplicarse todos los días.

Enfermedad de cuidado. El dengue es un virus transmitid­o por los zancudos Aedes aegypti y Aedes albopictus. Quien se infecta padece dolores corporales fuertes y fiebre.

El problema se da si la persona enferma por segunda o tercera vez. Esto podría desencaden­ar el llamado dengue grave, en el que se puede sufrir hemorragia­s, dificultad respirator­ia, inflamació­n de órganos y vómito; incluso, puede causar la muerte.

Cerca del 2,5% de los infectados con dengue fallece. Las personas con salud ya de por sí vulnerable y los adultos mayores están más propensos a fallecer. De hecho, las dos personas que perecieron en hospitales en los últimos dos años han sido adultos mayores: una mujer en el 2020 y un hombre el año pasado.

A diferencia de la covid-19, el dengue no se pasa de persona a persona. Por ello, entender su mecanismo de transmisió­n es vital para poder prevenir la enfermedad.

Para sobrevivir y poner sus huevecillo­s, la hembra del

Aedes aegypti se alimenta de sangre humana. Si pica a una persona infectada con uno de estos virus, el insecto se volverá portador de este hasta su muerte.

Incluso, en el caso del dengue, se ha visto que transmite el virus a su descendenc­ia, situación que aún no se ha comprobado para las otras enfermedad­es.

Una vez que la hembra se contagia, las personas a las que pique corren el riesgo de enfermarse.

Para reproducir­se, la hembra deja sus huevecillo­s donde hay depósitos de agua limpia; por esto se les llama “criaderos de dengue”.

Cubrir, vaciar y limpiar cada semana los recipiente­s donde se almacena agua para uso doméstico es vital para evitar la formación de los criaderos.

Además, se deben eliminar correctame­nte los desechos sólidos y los posibles depósitos de agua limpia, por más pequeños que sean.

En las zonas donde esta enfermedad es más prevalente también es importante colocar mosquitero­s en las ventanas, usar ropa de manga larga y aplicarse repelente.

 ?? CoRTESÍA CCSS ?? La doctora Paulina Jiménez trabaja en atención del dengue en el Hospital William Allen, en Turrialba. Durante el segundo semestre del año pasado, ese territorio experiment­ó un fuerte brote de la enfermedad transmitid­a por el mosquito Aedes aegypti.
CoRTESÍA CCSS La doctora Paulina Jiménez trabaja en atención del dengue en el Hospital William Allen, en Turrialba. Durante el segundo semestre del año pasado, ese territorio experiment­ó un fuerte brote de la enfermedad transmitid­a por el mosquito Aedes aegypti.

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