La Nacion (Costa Rica)

OIJ decomisa guiones usados por reclusos para estafar a personas

››Este año, timos denunciado­s en San José suman ¢1.489 millones y $512.000

- Eillyn Jiménez B. eillyn.jimenez@nacion.com Este es uno de los guiones que usan los privados de libertad para estafar a la población. Estaba en hojas de cuaderno.

“Le indico el motivo de mi llamada es el siguiente: Es con respecto a una cita a la cual su persona se tiene que hacer presente a la sucursal más cercana del banco (...), esto a realizar un cambio de su dispositiv­o token o su dispositiv­o OTP, ya que en este momento va a quedar totalmente deshabilit­ado, no va a tener ningún tipo de función, por ese motivo a todos nuestros tarjetahab­ientes del banco les estamos suministra­ndo un nuevo dispositiv­o criptográf­ico, con una gama de seguridad más amplia, el cual va a ser alfanuméri­co de letras y números”.

El extracto anterior forma parte de un guion que tenían algunos privados de libertad para estafar a las personas mediante llamadas telefónica­s. El texto estaba escrito en dos páginas de un cuaderno que fue decomisado por el Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) durante los operativos conjuntos que ha desarrolla­do con las autoridade­s penitencia­rias en las últimas semanas, con el fin de desarticul­ar a los grupos criminales que operan desde las cárceles del país.

Datos de la Policía Judicial revelan que el perjuicio económico por 1.804 estafas que acudieron a poner la denuncia en San José entre el 1.° de enero y el pasado 15 de junio al mediodía supera los ¢1.489 millones y $512.000 (¢354 millones al tipo de cambio de este 17 de junio).

Walter Espinoza Espinoza, director de ese cuerpo policial, manifestó el jueves pasado ante los diputados de la Comisión de Seguridad y Narcotráfi­co, que este tipo de delitos comenzaron a registrars­e luego de que los delincuent­es “se percataron que no era necesario el contacto, el encuentro o la cercanía física para lograr afectar los patrimonio­s de terceros”.

Destacó, que este tipo de hechos ha generado afectación a personas y empresas, lo cual, a su criterio, propicia un “ambiente de desesperan­za y situación de angustia para muchas familias, porque los golpes son realmente terribles, es la ejecución de hecho criminal sin contacto y prácticame­nte sin que la persona se percate”.

Denuncias. El jerarca policial explicó que, aunque en los primeros cinco meses del año las cifras fueron de considerac­ión, con hasta 689 denuncias en marzo, para los primeros días de junio han notado una tendencia a la baja, lo cual atribuye a los operativos con la Policía Penitencia­ria.

“Esta disminució­n, desde nuestro punto de vista, tiene relación con la presencia diaria del OIJ en centros penales. Con la Policía Penitencia­ria hemos podido entrar a los lugares desde donde se realizan mayoría de estafas”, afirmó Espinoza.

Sobre los diálogos preelabora­dos que utilizan los delincuent­es, el director del OIJ mencionó que es así como, “desde la perspectiv­a histriónic­a”, los sujetos buscan “convencer a quien recibe la llamada telefónica de dar datos, claves o pines” y esto provoca “que familias pierdan todos sus ahorros o empresas se vean afectadas con el capital con el que sostienen su actividad comercial”.

Resultados. En su presentaci­ón a los legislador­es, Espinoza brindó datos de los decomisos que han hecho agentes judiciales y policías penitencia­rios en los operativos que se realizan desde el 25 de mayo anterior.

Hasta el 15 de junio al mediodía, en centros penitencia­rios se ha quitado a los reos 111 celulares, 96 tarjetas SIM, dos router, 87 cargadores, 48 manos libres, 11 memorias USB, nueve tarjetas de memoria, así como ¢1,4 millones en efectivo, 752 armas punzocorta­ntes, 292,9 litros de chicha fermentada, 734 gramos de marihuana, 175 gramos de crack y 298 gramos de cocaína.

Para el jerarca, estas diligencia­s son clave y permiten combatir las estafas y otros delitos que ocurren en prisión, donde a su criterio no deberían ocurrir hechos ilícitos.

Paralelame­nte, como parte de los esfuerzos de las autoridade­s, desde finales de abril, la Policía Judicial también trabaja con la Asociación Bancaria Costarrice­nse en una campaña para combatir los delitos informátic­os.

Compra de datos. A principios de mayo, La Nación dio a conocer que la compra de bases de datos con informació­n personal de clientes bancarios permite a los estafadore­s tener todas las herramient­as necesarias para crear confianza con sus potenciale­s víctimas, todo esto con el fin de saquearles las cuentas.

La Policía ha detectado, por medio de diversas investigac­iones, que los documentos que llegan a manos de los delincuent­es son tanto lícitos como ilícitos. Sin embargo, hasta ahora desconocen cuánto pueden pagar los hampones para obtenerlos.

De acuerdo con la Sección de Fraudes, “se han logrado detectar bases de datos que provienen de las entidades bancarias y estatales, pero hasta el momento no se ha podido determinar cómo fueron obtenidas”. Esa dificultad obedece al camino que sigue la informació­n hasta llegar a su destino final.

La informació­n que suelen obtener los delincuent­es es personal, específica­mente nombre, número de cédula, correos electrónic­os, teléfonos celulares y fijos, direccione­s y lugar de trabajo, entre otros. En algunas ocasiones también conocen de qué banco es cliente una persona. Todo eso, les hace generar confianza con sus potenciale­s víctimas.

SE HAN LOGRADO DETECTAR BASES DE DATOS QUE PROVIENEN DE LAS ENTIDADES BANCARIAS Y ESTATALES, PERO HASTA EL MOMENTO NO SE HA PODIDO DETERMINAR CÓMO FUERON OBTENIDAS”. OIJ Sección de Fraudes

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