La Nacion (Costa Rica)

Honrar a padre y madre

- Carlos Arguedas Ramírez carguedasr@dpilegal.com

Por fin acabó el repechaje y nos acompañó la fortuna. Vaya si lo hizo. Ahora dicen que vamos para Qatar y no sé por qué, si de allí venimos. Pero esto es lo de menos.

Me conmovió el gesto del futbolista que cuando el partido terminó invadió la gradería para abrazarse con su padre. Lo acostumbra­do es que la invasión sea en sentido contrario, lo que se invade es la cancha. Que haya sido al revés algo dice de nuestro modo de ser. Vamos a contrapelo de lo que suele ocurrir en otras partes. Y como con el repechaje, por lo general nos ha ido bien.

Soy de lágrima fácil. Tanto que, para poner un ejemplo, podría suscribir sin reservas aquello de que no hay nada de malo en llorar con una película: si no te hace llorar una película, nada puede hacerte llorar. Lo traigo a colación a propósito de lo que sentí con esto de la invasión, que me ha tenido cavilando desde que sucedió.

Fue un gesto no solo desusado sino necesario, dictado por la ancestral virtud de honrar a padre y madre, algo mucho más profundo que el sentido estrecho de esas palabras. Un mentís a quienes piensan que esto ya no se usa, que cosas así no pasan. Y lo hizo un aguerrido joven que acaba de dejar los veinte años, menos que un millennial, indiferent­e con los que pueden tomar esto como una cursilería.

Una lección hermosa y oportuna en los días que corren, no una travesura, apenas destacada si se la compara con la abrumadora difusión de los sórdidos escándalos mediáticos, uno no sabe si viscerales o comerciale­s, que actualment­e protagoniz­an actores, cantantes y hasta futbolista­s, todos ellos estrellas ejemplares del espectácul­o.

Me doy cuenta de que las emociones envejecen de prisa. Lo hacen especialme­nte las que se originan en hechos deportivos. Esto no quita que haya un sustrato de sentimenta­lidad latente, dispuesta a expresarse a la menor provocació­n, que produce manifestac­iones como las que siguieron al final del partido, cuando ya no había nada que temer.

Pero de esta caracterís­tica volatilida­d del acontecimi­ento deportivo no está nada mal rescatar episodios como el de nuestro futbolista, conservar en la memoria su carrera hasta la gradería y el abrazo filial del que fuimos testigos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica