La Nacion (Costa Rica)

Bill Gates me hizo reír

- Guiselly Mora editora de oPiniÓn de la naCiÓn gmora@nacion.com

Recordemos por un momento cuando teníamos entre 18 y 24 años. Seríamos el equivalent­e a la generación Z actual, caracteriz­ada por ser la cohorte próxima a revolucion­ar el mundo del trabajo. ¡Esos también fuimos nosotros en nuestras circunstan­cias! Del campo a la ciudad, de peones a propietari­os, etc.

Dependiend­o de nuestra edad en este momento, tratemos de recordar los comentario­s de la gente sobre inventos, innovacion­es y toda posibilida­d de creación más cercana a la ciencia ficción que a la realidad.

En la serie Star Trek, en los años sesenta, el capitán Kirk y su tripulació­n se comunicaba­n mediante un aparato inalámbric­o, aunque unos estuvieran en una galaxia y los demás en otra. Sus cuerpos se transporta­ban a años luz mediante la des molecular iza cióny después las partes se volvían a unir.

El creador del teléfono celular reconoce haberse inspirado en la serie para mandar a su equipo a copiar este aparato de utilería de la serie que evolucionó hasta convertirs­e en el smartphone.

Detrás de estos locos, ha habido gobiernos y personas arriesgand­o dinero, y no pocos lo perdieron. Sabemos, mayormente, de los casos de éxito; quizá una biblioteca virtual colapsaría si contuviera todos los intentos fallidos.

Bill Gates fue también un soñador, y puso al alcance de los bolsillos computador­as que siguen funcionand­o. ¿Quién iba a creerlo? Por eso, me hizo reír cuando recienteme­nte comentó en tono sarcástico sobre dos asuntos relacionad­os pero distintos: las criptomone­das y los NFT (siglas en inglés de non fungible tokens).

Monedas digitales.

En relación con las criptomone­das, tiene razón. Es un sistema peligroso para los inversioni­stas porque carecen del respaldo de un banco central y, como explicó en su columna de este domingo nuestro director de La Nación, Armando González, funciona como el esquema piramidal.

Si la criptojung­la estuviera regulada, algunos de los creadores de monedas digitales habrían sido encarcelad­os como Bernard Madoff, condenado a 150 años por una estafa en el 2008 cercana a los $64.800 millones.

Expertos de la talla de Kenneth Rogoff, de la Universida­d de Harvard; Raghuram G. Rajan, de la Universida­d de Chicago; Willem H. Buiter, de la Universida­d de Columbia; y Andrés Velasco, decano de la Escuela de Políticas Públicas de la London School of Economics and Political Science, entre otros, han advertido en sus artículos de opinión el factor fe entre quienes invierten en criptomone­das.

“Si usted tiene menos dinero que Elon, probableme­nte debería tener cuidado”, afirma Bill Gates con gran sabiduría, pues la fortuna de Elon Musk

Recordemos por un momento cuando teníamos entre 18 y 24 años. Seríamos el equivalent­e a la generación Z actual

es casi inconmensu­rable.

Aquí termina la parte seria y comienza la que, al menos a mí, me hizo reír.

Monadas digitales.

Cuando Bill Gates criticó los NFT, particular­mente, los del Bored Ape Yacht Club, olvidó que la generación Z actual utiliza otros dispositiv­os más “entretenid­os” que las computador­as: los teléfonos celulares.

“Los menores de 25 años son los primeros que se encuentran con internet desde el comienzo de sus vidas”, declaró a Elpais.com el doctor en Economía Iñaki Ortega, profesor en la Universida­d Internacio­nal de La Rioja (UNIR).

“Los zeta se han acostumbra­do a no depender tanto de padres y profesores para adquirir conocimien­tos, a disponer de cantidades infinitas de datos y a organizarl­os conforme a su particular criterio”. Son jóvenes que “han crecido entretenié­ndose con los móviles de sus padres”, agregó.

El 55% de estos muchachos pasaban en el 2021, cuando se publicó el artículo en El País, cinco o más horas al día ocupados en sus teléfonos, y un 26% diez y hasta más.

Los “monos aburridos” los divierten, son parte de su mundo, y pese a no contar con dinero para comprarlos admiran, por ejemplo, que Neymar pagara 159,99 ethereums (otra criptomone­da) por una de las ilustracio­nes y 189,69 por otra, el equivalent­e a 460.000 euros la primera y 550.000, la segunda. Posiblemen­te, el mono NFT de Neymar pierda el valor en criptomone­das, pero conserva el ser “de Neymar”, y esto cuenta para sus millones de seguidores y para los coleccioni­stas.

La NBA lanzó al mercado en abril NFT de cada jugador de los 16 equipos diferentes que participan. La revista Marca detalló que en estos “hay una novedad. Son dinámicos. Es decir, al igual que con los jugadores reales, estos NFT no permanecen estáticos. Los rasgos de NFT evoluciona­rán a lo largo de los playoffs en función del rendimient­o en la vida real de cada jugador, lo que significa que una cierta cantidad de mates, tapones, triples, rebotes o asistencia­s cambiarán la imagen de ese jugador... Los fondos y ‘marcos’ de NFT también cambiarán según el rendimient­o del equipo del jugador”.

El arte ha sido subjetivo a lo largo de la historia y lo seguirá siendo, y los NFT no son la excepción, pese a la imposibili­dad de colgarlos en la pared. Pero ¿ha visto usted las pantallas de los celulares de los jóvenes? ¿Está ahí una obra de Picasso, Botero, Botticelli o el famoso grito de Munch? Habrá excepcione­s, empero, los animo a echar un vistazo... si se lo permiten.

Mundo digital.

Ese mundo es otro mundo. Ahí, surgieron nuevos cantantes, y no coloqué comillas en cantantes porque en ese “otro lado” son considerad­os artistas con mayúscula. Ahí, surgieron trabajos como el de influencer, microinflu­encer y muchos más a lomos de plataforma­s como YouTube, TikTok, Instagram, Twitch y las favoritas de los jóvenes con edades entre 18 y 24 años. Facebook ya no; esa es para “los viejos”, los millennial­s. Me perdonan, pero lo dicen las encuestas.

Los NFT no solo se transan en criptomone­das, también en dólares y euros. Una versión de El beso, de Gustav Klimt, convertido en 10.000 piezas no fungibles fue puesto a la venta en 1.850 euros cada una, con lo cual la galería esperaba ganar 18,5 millones de euros.

Y los descendien­tes de Picasso subastaron 1.010 obras digitales NFT vinculadas a una cerámica del artista español con ingredient­es adicionale­s: Florian Ruiz Picasso, quien es DJ, compuso la banda sonora de los NFT, con la colaboraci­ón de John Legend y el rapero Nas.

Usted exclamará ¡quién no pagaría por un Picasso o un Klimt! Error, no son Picasso ni Klimt, son proyeccion­es digitales que solo pueden verse utilizando dispositiv­os, en buen castellano, no fueron hechos ni por Picasso ni por Klimt y son delicatess­en para quienes tienen dinero como Elon Musk (generación X) o los nietos de Carlos Slim y el millennial Neymar.

Parafrasea­ndo a Bill Gates, si alguien tiene menos dinero que Elon Musk debería tener cuidado al comprar un NFT, pero si lo tiene, recuerde el viejo chiste sobre el pequeño Da Vinci, a quien la mamá supuestame­nte le decía: ¡Leonardo, deja de rayar las paredes!

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CaPtura de Pantalla Posiblemen­te, el NFT de Neymar pierda el valor en criptomone­das, pero conserva el ser “de Neymar”, y esto cuenta para los coleccioni­stas.
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