La Nacion (Costa Rica)

Upala se vale de sacos de arena y continuo perifoneo

- Édgar Chinchilla y Vanessa Loaiza

Correspons­al de GN y redactora Las sirenas de las patrullas de la Policía de Tránsito y de los bomberos no pasan inadvertid­as en las calles principale­s de Upala, en la frontera norte del país.

Cuando el ulular se detiene, se oye una voz por perifoneo que dice: “Atención, vecinos de zonas de riesgo, en este momento usted puede evacuar de una manera preventiva y voluntaria a una zona segura, sea a casa de un familiar o un albergue. Este es el momento indicado para trasladars­e”.

El mensaje no solo es oportuno para cualquier comunidad que, ayer viernes y hoy sábado, afronta los embates de la tormenta tropical Bonnie; es doblemente oportuno en un cantón que hace seis años perdió a varios de sus vecinos, cuando el huracán Otto los tomó despreveni­dos, luego de que la municipali­dad local desoyera las advertenci­as emitidas por la Comisión Nacional de Emergencia­s.

A diferencia de aquella ocasión, esta vez la comunidad se movilizó y quienes debieron quedarse a esperar la lluvia llenaron el centro del pueblo con decenas y decenas de sacos de arena, para evitar que el agua penetre en comercios, casas y oficinas.

El metro cúbico de arena vale cerca de ¢6.000 y con esa cantidad se podían llenar 10 u 11 sacos.

En esa tarea estaba ayer Emmanuel Quesada Quirós, de la tienda Estilos.

“Estamos haciendo labores preventiva­s, con sacos de arena para evitar filtracion­es de agua, ya que, hace unos años, el huracán Otto nos provocó grandes pérdidas económicas.

”En la tienda de mi mamá, ella perdió casi un 99% de la mercadería y hubo daños en la infraestru­ctura. Por eso estamos previniend­o”, declaró la tarde de este viernes.

En cuanto a los grupos de prevención, opinó que ahora están “comprometi­dos grandement­e” con el pueblo de Upala y las zonas aledañas.

A su lado, su madre, Jenny Quirós Villegas, estaba pegando plástico negro en las paredes del negocio donde vende ropa, para tratar de impermeabi­lizarlas. Luego las recubriría con sacos de arena.

“Ahora sí nos preparamos todos, en conjunto, toda la localidad de Upala.

”Ya sabemos cómo debemos subir las cosas, y cómo mitigar el agua o el viento”, reconoció la mujer.

Alarma. Además de sacos de arena y perifoneo, Upala cuenta con un sensor electrónic­o que instalaron luego de Otto.

El aparato mide el caudal y la crecida del río Zapote y se monitorea por medio de una computador­a y un celular.

Además, emite una alerta sonora que se oye en todo el distrito Central de Upala, junto a una sirena con el mensaje “alerta de inundación”.

Las personas conocen el sistema y saben que la alarma puede sonar hasta ocho horas antes de la emergencia.

 ?? ÉDGAR CHINCHILLA ?? Emmanuel Quesada y su madre, Jenny Quirós, intentan proteger la mercadería de su tienda en Upala.
ÉDGAR CHINCHILLA Emmanuel Quesada y su madre, Jenny Quirós, intentan proteger la mercadería de su tienda en Upala.

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