Upala se vale de sacos de arena y continuo perifoneo
Corresponsal de GN y redactora Las sirenas de las patrullas de la Policía de Tránsito y de los bomberos no pasan inadvertidas en las calles principales de Upala, en la frontera norte del país.
Cuando el ulular se detiene, se oye una voz por perifoneo que dice: “Atención, vecinos de zonas de riesgo, en este momento usted puede evacuar de una manera preventiva y voluntaria a una zona segura, sea a casa de un familiar o un albergue. Este es el momento indicado para trasladarse”.
El mensaje no solo es oportuno para cualquier comunidad que, ayer viernes y hoy sábado, afronta los embates de la tormenta tropical Bonnie; es doblemente oportuno en un cantón que hace seis años perdió a varios de sus vecinos, cuando el huracán Otto los tomó desprevenidos, luego de que la municipalidad local desoyera las advertencias emitidas por la Comisión Nacional de Emergencias.
A diferencia de aquella ocasión, esta vez la comunidad se movilizó y quienes debieron quedarse a esperar la lluvia llenaron el centro del pueblo con decenas y decenas de sacos de arena, para evitar que el agua penetre en comercios, casas y oficinas.
El metro cúbico de arena vale cerca de ¢6.000 y con esa cantidad se podían llenar 10 u 11 sacos.
En esa tarea estaba ayer Emmanuel Quesada Quirós, de la tienda Estilos.
“Estamos haciendo labores preventivas, con sacos de arena para evitar filtraciones de agua, ya que, hace unos años, el huracán Otto nos provocó grandes pérdidas económicas.
”En la tienda de mi mamá, ella perdió casi un 99% de la mercadería y hubo daños en la infraestructura. Por eso estamos previniendo”, declaró la tarde de este viernes.
En cuanto a los grupos de prevención, opinó que ahora están “comprometidos grandemente” con el pueblo de Upala y las zonas aledañas.
A su lado, su madre, Jenny Quirós Villegas, estaba pegando plástico negro en las paredes del negocio donde vende ropa, para tratar de impermeabilizarlas. Luego las recubriría con sacos de arena.
“Ahora sí nos preparamos todos, en conjunto, toda la localidad de Upala.
”Ya sabemos cómo debemos subir las cosas, y cómo mitigar el agua o el viento”, reconoció la mujer.
Alarma. Además de sacos de arena y perifoneo, Upala cuenta con un sensor electrónico que instalaron luego de Otto.
El aparato mide el caudal y la crecida del río Zapote y se monitorea por medio de una computadora y un celular.
Además, emite una alerta sonora que se oye en todo el distrito Central de Upala, junto a una sirena con el mensaje “alerta de inundación”.
Las personas conocen el sistema y saben que la alarma puede sonar hasta ocho horas antes de la emergencia.