La Nacion (Costa Rica)

La abrupta salida de Riteve

- Fernando Mayorga Castro abogado@fernandoma­yorga.net

Entiendo perfectame­nte que el gobierno y las autoridade­s del Ministerio de Obras Públicas y Transporte­s recibieron una brasa en lo que a la revisión técnica vehicular se refiere. No era fácil tomar decisiones al respecto, y considero razonable dar un permiso de uso precario mientras se tramita un concurso público, pues es absolutame­nte cierto que una licitación pública internacio­nal no es algo que pueda hacerse en pocos meses.

En lo que difiero, y me parece un grave error del gobierno, es en permitir la interrupci­ón del servicio a partir del 15 de julio. La opción menos perjudicia­l para el Estado, usuarios y trabajador­es era permitir a Riteve operar como permisiona­rio mientras se realiza el concurso. En este caso, debió primar el interés público y la continuida­d de la revisión.

La interrupci­ón tendrá consecuenc­ias institucio­nales y sociales muy serias, aunque sea solo durante dos meses; no obstante, estimo que el plazo podría ser mayor.

Primero, muchos trámites registrale­s van a paralizars­e, pues el Registro Público depende de la informació­n que le suministra el operador de la revisión técnica para inscripcio­nes, cambios de caracterís­ticas, etc., en virtud de normas legales y reglamenta­rias que así lo exigen.

El Registro no puede desaplicar esa normativa y posiblemen­te se produzca un caos debido a los muchísimos trámites que quedarán pendientes.

Segundo, si bien la prórroga aplaza las inspeccion­es durante dos meses, nada garantiza que la selección del permisiona­rio no se extienda. Tampoco se indica qué pasará con las revisiones del transporte público, cuya calendariz­ación es distinta.

Tercero, por las condicione­s climáticas del país, dejar de utilizar los equipos mecánicos, eléctricos y electrónic­os es un riesgo de deterioro o daño, por ejemplo, debido a la exposición a la humedad.

De igual forma, las instalacio­nes podrían deteriorar­se si no se les da mantenimie­nto durante el período de desocupaci­ón, que podría alargarse.

Cuarto, dentro de esos posibles daños están el robo y vandalismo a que se exponen las estaciones cuando Riteve las abandone el 15 de julio, de no tener a disposició­n personal de seguridad para la vigilancia continua.

Considero que la consecuenc­ia más grave de la interrupci­ón del servicio se relaciona con el factor humano y social.

A menudo olvidamos que de la revisión técnica no dependen solamente las 500 familias de los trabajador­es directos

La interrupci­ón tendrá consecuenc­ias institucio­nales y sociales muy serias

de Riteve, sino también miles más que prestan servicios indirectos o ganan su sustento en actividade­s relacionad­as, entre los que cabe citar personal de seguridad, limpieza y mantenimie­nto; personas que prestan servicios al personal y clientes; propietari­os y trabajador­es de talleres de reparación y venta de repuestos, importador­es de vehículos, etc.

Serán dos meses de cese de trabajo para estos cientos o miles de personas, con las gravísimas consecuenc­ias sociales que ello implica.

Para la empresa que finalmente se haga cargo del servicio en unos dos o tres meses —si no es Riteve—, el corte resultará totalmente inconvenie­nte.

Una parte del personal capacitado y experiment­ado que está laborando se habrá dispersado hacia otras actividade­s para procurar el sustento de sus familias, lo que tornará el proceso de reclutamie­nto, selección y contrataci­ón de personal especialme­nte complicado y lento.

Esto no sucedería si se propicia una transición fluida y coordinada entre Riteve y la nueva empresa operadora.

No veo fácil que en dos meses se lleve a cabo lo necesario para el concurso, análisis y selección del prestatari­o, y que la empresa escogida se organice, realice labores de mantenimie­nto de instalacio­nes y equipos —después de semanas o meses de desuso—, haga tareas básicas de comprobaci­ón metrológic­a de los equipos, contrate unas 500 personas y comience a operar.

Creo, por tanto, que la mejor opción habría sido otorgar un permiso temporal de uso precario a Riteve para que mantuviera la continuida­d del servicio.

Guardo la esperanza de que el gobierno reconsider­e.

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ALBERT MARÍN

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