Aficionada hizo fila nueve horas para comprar boleto
Durmió menos de cuatro horas, pero llegó a las 6 a. m. al estadio Fello Meza. Aguantó un fuerte aguacero, frío y hasta hambre, pero luego de nueve horas en fila no se arrepiente de nada. Verse con las entradas en la mano para el partido de ida de la gran final entre Cartaginés y Alajuelense valen la pena, según Jeniffer Díaz Briceño, seguidora de corazón de los brumosos.
Díaz fue parte de los miles de blanquiazules que se tiraron a las calles el jueves para ser parte de una fiesta épica que se había prolongado hasta la madrugada del viernes, pero ni el cansancio y menos la falta de sueño le impidieron salir muy temprano de su casa para buscar un tiquete para el duelo de hoy, pese a que cuando llegó al reducto de los centenarios no se sabía hora y día del partido; ni siquiera, la hora en la que se venderían los boletos.
“Somos de Guadalupe de Cartago. El jueves salimos a celebrar, estábamos en la Municipalidad y llegamos a la casa como a las 2 a. m., pero a las 5:40 a. m. nos levantamos y a las 6 a. m. estábamos en el estadio. Prácticamente no dormimos, pero ya tendremos tiempo para eso después. Ahora hay que esperar el partido, esperamos un ambiente muy bonito y una fiesta”, contó esta ferviente cartaginesa, quien estuvo acompañada por su papá, Luis Fernando Díaz Alvarado.
Pese a que creía que estaría entre las primeras en la fila, cuando llegó a las oficinas del Fello ya habían 70 personas adelante de ella. El único momento en el que pensó que iba a tirar la toalla fue cuando llegó la lluvia, a eso de las 7:30 a. m., pero estaba bien equipada: portaba suéters, sombrilla y todo lo necesario para soportar.
“Llegamos desde las 6 a. m. y el clima no nos ayudó en nada, porque nos cayó un aguacero y cuando llegué habían como 70 personas haciendo fila. Parece que había gente desde las 3 a. m. acá que estaba esperando por las entradas. Veníamos con sombrilla y capa, pero no traíamos bancos. Mi papá nos hizo el favor de ir a traerlos más tarde. Pensamos que las entradas las iban a vender más temprano, pero nos explicaron que había un tema de logística para que no se diera un fraude con los boletos. Fue cansado, pero la experiencia fue bonita”, relató.