700.000 familias ticas habitan en casas con deterioro estructural
››Cifra es muy superior a lo que indican los datos oficiales de 152.000
Una nueva investigación de la Universidad de Costa Rica (UCR) advierte de que el país tiene más viviendas con deterioros estructurales de lo que indican los datos oficiales, ya que la metodología que se utiliza para contabilizarlas excluye muchos inmuebles que también se encuentran en condiciones deficientes.
Según el informe Balance y Tendencias del Sector Vivienda 2021: Análisis del Impacto de la Crisis en el Hábitat y la Vivienda, realizado por el Programa de Posgrado en Arquitectura de la UCR, con apoyo del Programa Estado de la Nación, en Costa Rica en realidad hay más de 700.000 hogares en estado malo o regular, y no únicamente 152.000 como registran las bases de datos nacionales.
De acuerdo con los investigadores, esto ocurre porque la forma en que se calcula el déficit habitacional en el país (indicador que permite estimar las necesidades de vivienda en un espacio y momento determinado), deja por fuera una enorme cantidad de casas que presentan algún grado de deterioro o deficiencia.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) explica que para determinar el estado en que se encuentra cada parte de la vivienda, se realiza una apreciación de las paredes, el techo y el piso.
Se clasifica como “malo” cuando, debido al deterioro estructural, se requiere una sustitución parcial o total de las áreas afectadas: bases hundidas o podridas, grietas, huecos, etc. Ello constituye un peligro inminente para los habitantes de la casa.
Por otra parte, el estado es “regular” cuando se presenta algún deterioro o defecto estructural, que requiere reparación: tablas dañadas, ladrillos faltantes, pequeñas grietas, etc. Y la condición es “buena” cuando las partes no presentan deterioro alguno, ni tampoco fallas estructurales.
La forma tradicional de calcular el déficit habitacional es mediante dos indicadores: el déficit cuantitativo y el déficit cualitativo. El primero es la cantidad de casas que hacen falta para cubrir la totalidad de hogares contabilizados en el país, y el segundo es la suma de viviendas calificadas como malas, más las viviendas calificadas como regulares y buenas que presentan problemas de hacinamiento.
Precisamente, este último condicionamiento es el que altera la cifra, porque, según los académicos, no es adecuado excluir del déficit las casas regulares que no presentan hacinamiento, ya que sin importar el número de ocupantes que tengan, igual presentan riesgos estructurales.
“Alrededor del 40% del total de viviendas ocupadas (1,6 millones) se clasifican como viviendas en estado regular, no obstante, la mayor parte de esta enorme cantidad de viviendas no se toman en cuenta dentro del déficit cualitativo, ya que no presentan problemas de hacinamiento.
“Lo mismo pasa con una cantidad importante de viviendas calificadas como buenas, pero que presentan algún grado de deficiencia en alguno de sus componentes (techo, paredes exteriores o piso), las cuales no se incorporan dentro del cálculo si no están acompañadas de problemas de hacinamiento”, dice el informe.
Agrega que a esta deficiencia hay que sumarle también el hecho de que la manera oficial de calcular el hacinamiento responde a condiciones y realidades diferentes a las de hoy, ya que se calcula con base en la cantidad de personas por dormitorio y establece que solo existe hacinamiento cuando hay más de tres personas por habitación.
“Por lo tanto, una vivienda de un dormitorio y donde viven tres personas, no tiene problemas de hacinamiento, y en el caso de una vivienda de dos dormitorios y seis ocupantes, tampoco se condiera que lo hay. Sin embargo, actualmente los hogares no son tan numerosos como décadas atrás. La mayor parte de estos están conformados por cuatro o menos miembros.
”Con los datos del INEC, se establece que el promedio de personas por hogar en Costa Rica es de 3,09, y en los quintiles de ingresos más altos, es por debajo de tres personas. Es por esa razón que se considera importante revisar y actualizar el cálculo del indicador de hacinamiento”, argumentaron los investigadores.