Isabella del Milagro
Isabella del Milagro vivió menos de una semana; no obstante, su breve existencia destacó la necesidad de “revisar los procedimientos” en el tratamiento de bebés prematuros, la importancia de fortalecer los recursos institucionales para brindar atención más ágil y adaptar el lenguaje técnico al cotidiano. Estas lecciones se desprenden de una entrevista con Jaime Lazo Behm, subdirector del Hospital Nacional de Niños (HNN), publicada el 11 de enero.
La investigación en la CCSS determinará si el hospital siguió el protocolo, pero es preciso, como sugiere Lazo, “revisar los procedimientos”.
Debería evaluarse si el protocolo está actualizado, incorpora los avances médicos y toma en cuenta cambios poblaciones como la postergación de la maternidad, uno de los factores de riesgo en madres primerizas, lo cual conllevaría un replanteamiento igual al requerido para abordar el envejecimiento en las sociedades modernas.
Por ejemplo, Isabella soportó el viaje hasta el hospital de Puntarenas, donde se le proporcionaron una incubadora y atenciones especiales; aun así murió, pero despierta suspicacias si el centro médico cumplió con la debida diligencia, empezando por el adecuado control prenatal de una mujer de 35 años para prevenir el parto antes de tiempo.
Las proezas médicas son una parte de la labor profesional, el resto de la vida el niño y la familia enfrentarán una serie de desafíos educativos y de crianza. La gran mayoría de los prematuros arrastrarán discapacidades; sin embargo, esos pronósticos nunca deberían ser el fundamento para decidir entre hacer ingentes esfuerzos para salvar a un ser humano o dejarlo morir para evitar sufrimiento.
Por otro lado, el fortalecimiento de los recursos institucionales, al cual se refiere Lazo, choca con la pasividad de la CCSS, que aún no resuelve problemas crónicos como las listas de espera y la pérdida de especialistas.
La CCSS no debería esperar otro video viral para tomar conciencia de que no debe seguir entregando los bebés a las madres y dejándolas solas viéndolos agonizar. La piedad y dar las noticias con empatía, “sin letra de doctor”, cuando no haya nada más por hacer, está intrínsecamente ligado a la vocación.
Costa Rica, por lo demás, está entre los países con la menor tasa de mortalidad infantil. Esto debe destacarse y nunca perderse.