La Nacion (Costa Rica)

El Pocho aún batalla contra las secuelas de la covid-19

› Estuvo internado 15 días, con oxígeno, y sufrió dos derrames

- milton.montenegro@nacion.com Milton Montenegro

Julio César Pocho Cortés encaró el partido más importante. Internado en el hospital durante 15 días y con oxígeno, luchó por su vida, enfrentó a la covid-19, ganó la batalla, pero la enfermedad le dejó graves secuelas.

Hace cinco meses, el exjugador y entrenador uruguayo de 82 años disfrutaba de la vida, recordaba cuando jugó en tres mundiales, y hasta cómo enfrentó al mítico Pelé.

Les contaba historias a sus hijas y a sus nietos, pero el coronaviru­s lo golpeó fuerte, le causó dos derrames y no solo perdió movilidad en el cuerpo, sino que ahora casi no habla y son escasos los instantes en los que recuerda algo de su vida deportiva.

Sentado en una silla de ruedas y acompañado por Vanessa Cortés, su hija, y sus nietos Santiago, Antonio y Ana María Rojas, Julio César Cortés Lagos recibió a La Nación en su casa, en Sabanilla de Montes de Oca.

“La covid-19 le coaguló la sangre”, dijo Vanessa, mientras que Antonio, el nieto de 16 años, agregó: “Podía hablar, sabía el nombre de los jugadores que aparecen con él en las fotos. Después de sufrir los derrames, pasamos meses muy duros”.

El Pocho estuvo internado en el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontolog­ía Raúl Blanco Cervantes y, tras su salida, la vida le cambió a Vanessa y a su hermana, Eva Cortés. Ellas, junto con sus hijos, se encargan de estar pendientes de su padre, cuidarlo y atenderlo, porque el técnico no puede estar solo.

Además, se apoyan en tres personas ajenas a la familia, quienes les ayudan en la atención de Julio César.

Vanessa expresó que, antes de verse afectado por la covid-19, su padre tenía una ligera demencia, pero recordaba y conversaba. Ahora, prácticame­nte le dicen lo que debe hablar.

Santiago, de 20 años, agregó que su abuelo tenía la costumbre de salir a caminar, la gente lo reconocía, lo saludaban, y algunos lo detenían para saber cómo estaba y, por supuesto, hablar de fútbol.

Vanessa volvió a tomar la palabra, recordó cuando su padre dirigía a la selección de Guatemala y en el repechaje al Mundial del 2002 enfrentó a Costa Rica en Miami, juego que la Tricolor ganó 5-2. Hablar de su papá llena de orgullo a Vanessa, y eso se refleja en cada uno de sus relatos.

“Papi fue y es un excelente papá y abuelo”, manifestó mientras se le venían las lágrimas. Hizo una pausa necesaria, logró calmarse, tomó aire y de nuevo habló de su progenitor.

“Los valores que tienen mis hijos, él se los inculcó”, indicó. Santiago agregó: “Siempre ha sido un abuelo muy presente, y con lo que pasó nos demostró que es muy fuerte. Él es muy fuerte”.

Mientras su familia mostraba fotografía­s del Pocho Cortés como jugador de la selección de Uruguay, de Peñarol y hasta de Guanacaste­ca, equipo con el que vino a jugar de 1977 a 1979, el técnico provocó las risas de su familia, pues cuando escuchó que iban a tomar una fotografía, les dijo:

“¡Péinenme!”.

Cortés disputó tres mundiales con Uruguay, en Chile 1962, Inglaterra 1966 y México 1970. En esas copas jugó 11 encuentros y consiguió una anotación, ante Francia (2-1), el 15 de julio de 1966. Fue campeón en Uruguay, en cuatro ocasiones, con el Peñarol. Logró una Copa Libertador­es de América (1966) y una Copa Interconti­nental (1966).

Es el jugador más famoso en la historia de la ADG; llegó con 35 años a defender la camiseta nicoyana y fue un acontecimi­ento ver a un exmundiali­sta en el fútbol nacional.

Vanessa comentó que fue Orlando de León quien trajo a su padre al país. Aquí terminó su carrera como futbolista y se quedó para ver crecer a sus hijas Eva y Vanesa, quienes con el paso del tiempo le dieron cinco nietos. Eva es madre de Sebastián y Esther Sánchez, y Vanessa, de Santiago, Antonio y Ana María Rojas.

Merecido homenaje. Santiago y Antonio rememoran la última vez que su abuelo visitó su natal Uruguay.

En el 2016, ellos lo acompañaro­n durante un homenaje que recibió.

El diario El Observador de Uruguay destacó que, en esa ocasión, Cortés llevaba 35 años sin regresar a su país.

La agrupación Compromiso y Acción Peñarolens­e (CAP) rindió homenaje a los campeones de la Copa Libertador­es de 1966, que cumplían 50 años de haber logrado esa gesta. Peñarol venció a River Plate de Argentina, en Chile, tras estar abajo en el marcador 2-0; fue uno de los logros más destacados en la historia del fútbol uruguayo.

Varios exjugadore­s se reunieron después de mucho tiempo para compartir un asado y recordar anécdotas junto a todos los presentes.

Wilmar Etchechury, Tabaré González, Nelson Díaz, Pablo Forlán, Néstor Gonçalves, Luis Varela y el propio Julio César Cortés estuvieron en el reencuentr­o.

El Observador mencionó que Cortés mostraba gran felicidad, evidencian­do su emoción y alegría por encima de los demás. Volver a su tierra fue algo muy especial para él, equiparabl­e a la victoria de la Copa en 1966.

“Siento amor, cariño, un sentimient­o profundo, y a cualquier rincón del mundo voy a gritar, con gracia y fe, me llamo el Pocho Cortés y nací en Uruguay, y mientras esté la amarilla y negra (camiseta de Peñarol), siempre voy a respirar”, expresó el Pocho aquella noche de celebració­n. *

DIFÍCIL PRUEBA “PODÍA HABLAR. SABÍA EL NOMBRE DE LOS JUGADORES QUE APARECEN CON ÉL EN LAS FOTOS. DESPUÉS DE SUFRIR LOS DERRAMES, PASAMOS MESES MUY DUROS”. antonio rojas Cortés Nieto del Pocho

 ?? MILTON MONTENEGRO ?? Julio César Cortés recibió a La Nación en su casa, en Sabanilla de Montes de Oca. En una amplia pared guarda los recuerdos de su grandiosa carrera deportiva como futbolista y técnico.
MILTON MONTENEGRO Julio César Cortés recibió a La Nación en su casa, en Sabanilla de Montes de Oca. En una amplia pared guarda los recuerdos de su grandiosa carrera deportiva como futbolista y técnico.

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