La Nacion (Costa Rica)

El costo de la verdad

- Jorge Vargas Cullell vargascull­ell@icloud.com

“¿Qué está usted dispuesto a hacer por la verdad?”, pregunta la premio nobel de la paz 2021, María Ressa, en sus conferenci­as y en su libro autobiográ­fico. Veterana periodista y fundadora de Rappler, agencia digital de noticias basada en el periodismo investigat­ivo, fue encarcelad­a y amenazada de muerte por el autoritari­o expresiden­te filipino Duterte y sus secuaces.

Defensora de la dignidad humana y los derechos y las libertades ciudadanas, ha luchado por esclarecer la verdad de los hechos frente a maquinaria­s oficiales de desinforma­ción y mentiras —compuestas por troles, influencer­s, bots y medios a sueldo— que son las encargadas de hacer creer que la noche es día y no es oscura. Hoy el hijo del exdictador Marcos gobierna su país y está reescribie­ndo la historia con el relato de que esa sangrienta dictadura fue benéfica. En fin, la democracia en Filipinas está en horas muy bajas, pero ella y su equipo no han dejado de luchar.

Más de un cínico contestarí­a la pregunta con otra: “¿Y de cuál verdad habla ella: de la suya o la mía?”. Sin entrar en discusione­s filosófica­s sobre lo que encierra esta interrogan­te —el subjetivis­mo radical—, hablo de las afirmacion­es sobre la realidad que nos rodea que otras personas pueden verificar aplicando protocolos de conocimien­to que están abiertos al escrutinio público. Para ponerlo en sencillo, es lo que permite a un periodista afirmar, con base en pruebas que debe poner a disposició­n del público, que una persona X cometió un acto de corrupción e impide al fulano zafarse diciendo: “lo mío fue un acto de honradez”. Y permite, en un juzgado, eventualme­nte, condenar al tipo si las pruebas son contundent­es.

Así las cosas, la pregunta que Ressa formula es ética y políticame­nte ineludible en esta época en la que la desinforma­ción y la mentira ahogan la deliberaci­ón de los asuntos públicos, pues ambas se han convertido en recursos del método para ejercer el poder, incluso por actores que se dicen democrátic­os, para no hablar de los abiertamen­te autoritari­os o aspirantes a serlo.

¿Bajamos la testuz frente a las maquinaria­s de la desinforma­ción? ¿Estamos dispuestos a confrontar­las, aunque tenga un costo personal? ¿Qué podemos hacer? ¿Cuál es nuestro punto de quiebre? E, incluso, ¿estamos dispuestos a usar la desinforma­ción por “buenas razones”? Puede hablarse mucha paja gratis, pero, llegado el momento, muchos se rajarán.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica