Bodas masivas y un día de ciencia
La trayectoria de totalidad del evento de este lunes tuvo 185 kilómetros (km) de ancho y albergó a casi 32 millones de estadounidenses, más 150 millones adicionales que viven a menos de 320 km de la franja. Los que están más lejos aún pueden disfrutar de un eclipse parcial. Los eclipses totales ocurren cuando la Luna se sitúa exactamente entre la Tierra y el Sol, bloqueando temporalmente la luz del gran astro en pleno día. El Sol es unas 400 veces más grande que la Luna, pero también está 400 veces más lejos, por lo que ambos parecen tener un tamaño similar. El evento se hizo visible primero en la costa oeste de México. Su trayectoria cruzó luego 15 estados estadounidenses, desde Texas hasta Maine, antes de finalizar su recorrido en el este de Canadá. Las autoridades estadounidenses llevaban semanas dando instrucciones de seguridad, en particular la necesidad de utilizar gafas especiales para mirar al Sol y evitar daños oculares. La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) retransmitió un video en directo de tres horas de duración desde varios lugares, con imágenes de telescopios y comentarios de expertos. En Texas, al sur de Estados Unidos, varias localidades se organizaron para recibir turistas y campistas. Las autoridades locales incluso declararon emergencia debido a la enorme afluencia de gente esperada. “Tenemos gente de los 50 estados, incluso de Alaska y Hawái. Hay turistas de Países Bajos, Finlandia, Alemania, Israel, Nueva Zelanda”, dijo Jennyth Peterson, encargada de eventos del parque Stonehenge II, en Ingram, Texas. Y en Russellville, Arkansas, 300 parejas intercambiaron votos en una ceremonia de boda masiva. “A Total Eclipse of the Heart”, lo llamaron los organizadores, evocando a la famosa canción de Bonnie Tyler. Muchos hoteles llevaban meses llenos, con precios exorbitantes, y se dieron numerosos atascos de tránsito. Algunas compañías aéreas planearon vuelos a lo largo del camino de la oscuridad, cuyos billetes se agotaron días atrás. El evento también tuvo un importante componente científico. La NASA lanzó tres pequeños cohetes sonda antes, durante y justo después del eclipse desde Virginia, en el este de Estados Unidos. Esto, con el objetivo de medir los cambios causados por la oscuridad en la parte superior de la atmósfera terrestre, la ionosfera, por donde pasa gran parte de las señales de comunicación.