Arregle sus asuntos antes de que alguna fatalidad se lo impida
› Especialistas ofrecen consejos para dejar las cosas en orden
Tener arreglados sus asuntos personales desde lo más emocional, como pedir perdón o perdonar, hasta disponer a quién dejará sus haberes materiales, no solo le permitirá dormir con tranquilidad; también será un regalo que sus seres queridos agradecerán cuando usted ya no esté.
Culturalmente, quienes vivimos en este lado del mundo estamos desacostumbrados a conversar de estas cosas. Le huimos a hablar, por ejemplo, de la certeza de la muerte y todo lo que este inevitable evento implicará para quienes nos rodean.
Tampoco hay una cultura de previsión ante posibles situaciones que nos pueden suceder; entre ellas, un accidente o una enfermedad con el potencial de minar nuestra capacidad cognitiva y voluntad para tomar decisiones por nosotros mismos, y nos obliguen a depender de otros.
“La muerte como condición humana tiene que entrar en lo cotidiano y en la proyección de nuestras vidas, no desde una visión fatalista”, aconseja la psicóloga especialista en Tanatología, Ileana Ramos, del Colegio de Profesionales en Psicología.
Ramos recomienda empezar a arreglar nuestros asuntos considerando tres elementos básicos:
➤ Lo obligatorio. Todas las cosas que una persona ha construido a lo largo de su vida, principalmente las materiales: sus cuentas bancarias, pólizas y otros bienes. Ramos recomienda tener un sitio con todos estos papeles, dejarlos con alguien de confianza o con un abogado.
➤ Lo pendiente. Lo que no se ha logrado hacer. Son asuntos inconclusos; principalmente, vínculos o relaciones. Cuando se habla de bienes o cosas materiales pendientes, se relaciona con aquello que también le pertenece a otros y, si yo muero o pierdo capacidad de decisión, representará un problema para el grupo.
➤ Lo deseado. Contesta a la pregunta de qué quiero hacer y ser en esta vida. Suelen ser experiencias pospuestas a lo largo de los años. Es común, dice Ramos, encontrar personas en condiciones de enfermedad terminal que lamentan esas postergaciones.
La guía anterior le permite a las personas prepararse y fomentar su propia cultura de prevención relacionada con una tarea vital: visualizar la muerte y prepararse para ella con un sentido que no tiene por qué ser catastrófico, afirma Ramos.
Significado de la vida.
La tanatóloga mexicana Gaby Pérez Islas, quien recientemente estuvo en Costa Rica, recomienda un ejercicio similar al de Ramos, que permite profundizar en el significado de la vida.
“Nos preocupa enormemente que la vida se acabe y que la hayamos desperdiciado. Cuando vamos a morir, ya sea porque tenemos un diagnóstico terminal, o por la edad, es el momento de ver tres áreas”, afirma Pérez en uno de sus microprogramas sobre el tema.
¿Qué tengo que hacer antes de morir? Según Pérez Islas, lo siguiente:
➤ Revisar las finanzas y herencias. Es la parte económica y administrativa de la vida de una persona: Cómo está dejando todo aquello que tuvo en vida, o su legado monetario. “¿Ya dejaste instrucciones para qué y para quién es cada cosa? Todos deberíamos tener un cuadernito a la antigua o un archivo en la compu con esa información”, aconseja.
➤ Manifestar las disposiciones finales. Qué hacer con el cuerpo a la hora de fallecer: que lo cremen o lo entierren en donde nació. “Dejar nuestras instrucciones evitará pleitos entre los hermanos. Hay que hacernos responsables de nuestra vida hasta el final de ella”.
➤ Vivir. Disfrutar la vida y no preocuparse tanto. “La vida que tenemos usualmente es una con muchas preocupaciones y dejamos que el hoy se nos resbale entre los dedos”.
Pérdida de capacidades.
Mauricio Chacón Jiménez es miembro de un tribunal de familia. Para el abogado, además de pensar en lo que se debe dejar listo en caso de muerte, también es muy importante considerar qué se debe tener preparado si perdemos la capacidad de tomar decisiones en vida.
“Hoy mismo usted puede dejar bien claro qué es lo que quiere que pase, no solo en el ámbito médico, también en sus finanzas, en la forma de administrar su patrimonio, el lugar donde quiere vivir, con quién quiere vivir”, agregó.
Un accidente o una enfermedad imprevista le puede cambiar radicalmente la vida a una persona y arrebatarle su capacidad de decidir. ¿Qué hacer en esos casos? Lo mejor, recomienda el abogado, es no esperar a que suceda una situación de esas y, estando aún en pleno uso de las facultades, preparar un documento donde disponga qué hacer con sus bienes y qué decisiones tomar bajo ciertas circunstancias.
Por ejemplo, manifestar: “Quiero que mi plata se administre comprando propiedades y no en bolsa. Cuando llegue mi vejez quiero vivir en mi casa y no con los hijos (...). Lo puedo poner en un papel, con testigos, y entregarlo a alguien de confianza. O hacer un documento sellado y guardarlo en la bóveda de un banco. Evidentemente, sería mejor con un notario público”, explicó.
¿Puedo hacer ese documento y entregarlo, por ejemplo, a mi hermana? ¿Tendría validez legal? “Es válido. Que alguien venga el día de mañana y diga que eso lo escribió cuando estaba bien con la hermana, pero ahora se enemistaron. Ahí empieza el tema de analizar el contenido, pero sí tiene valor legal”, respondió Chacón.
“Costa Rica tiene un marco jurídico muy robusto para respetar las decisiones que tomó una persona cuando estaba capacitada para tomarlas, para ser aplicadas cuando ya no tenga esas capacidades”, dijo. Entre otras, citó la Convención del 2008 para personas con discapacidad, la ley 9379 y su reglamento, y varios votos de la Sala Constitucional.
El país, además, aprobó la Ley de voluntades anticipadas, en el 2022. Esta ley posibilita a los mayores de edad, en uso de sus facultades, a manifestar cómo quieren que sean los cuidados médicos al final de su vida. Esto es lo que se conoce como testamento vital.
Alternativas.
El gestor patrimonial del Grupo Financiero de Mercado de Valores, Sergio Gurdián Pacheco, aconseja dedicar tiempo y análisis a la planificación del legado familiar.
“Tener estructurado un esquema sólido, claro y eficiente de sucesión debe ser prioridad para cualquier familia”, afirma Gurdián, para quien muchos dan importancia a la estructuración de un esquema o vehículo legal para la sucesión o administración del patrimonio familiar a lo largo del tiempo en situaciones especiales.
Gurdián recomienda plantearse preguntas como: ¿Tengo hijos menores de 18 años o adultos mayores dependientes? ¿Tengo familiares con necesidades especiales? ¿Estoy en riesgo de perder mi capacidad de administrar mi patrimonio de manera responsable mientras estoy vivo? ¿Quiero distribuir mi herencia en diferentes etapas de vida de mis beneficiarios?
La respuesta positiva a una o más de estas preguntas podría ser indicador de que un testamento no sea suficiente. Gurdián recomienda considerar la figura del fideicomiso.
“El fideicomiso puede mantenerse vigente después de la muerte del fideicomitente, en caso de que haya establecido condiciones especiales que deben cumplirse en el tiempo antes de la distribución del patrimonio fideicometido; por ejemplo, que se alcance una edad específica”, explicó. ■