La Nacion (Costa Rica)

Abejas meliponas ticas destacan por polinizaci­ón y producir miel ‘exótica’

Jicote gato, mariola y enreda pelos son algunos nombres que las identifica­n en nuestro país

- Gustavo Ortega gustavo.ortega@nacion.com

Costa Rica alberga más de 50 especies de abejas nativas sin aguijón, entre ellas las meliponas, que contribuye­n significat­ivamente a la polinizaci­ón.

Entre los nombres populares que reciben se encuentran jicote gato, jicote barcino, mariolas, chupa ojos y enreda pelos. Aunque no son grandes productora­s de miel, su producto es considerad­o “exótico” debido a sus propiedade­s medicinale­s.

Los especialis­tas recomienda­n una explotació­n racional de estas abejas debido al importante servicio que brindan en la polinizaci­ón. Este proceso es vital para la reproducci­ón de las plantas, donde el polen se transporta desde el estambre (órgano masculino) de una flor hasta el pistilo (órgano femenino) de otra, posteriorm­ente convirtién­dose en fruto. Las abejas, al alimentars­e del néctar de las flores, transforma­n este líquido en miel mediante la adición de enzimas naturales.

Dennis Barquero, académico de la Universida­d de Costa Rica (UCR), encargado de un proyecto de establecim­iento de meliponari­os en la zona Atlántica, aseguró que las meliponas “es lo más autóctono que podemos tener, es lo más nacional”.

Las abejas nativas son excelentes polinizado­ras porque evoluciona­ron junto con la flora local. Elda Miriam Aldasoro, especialis­ta investigad­ora de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) en Chiapas, México, quien estudia la meliponicu­ltura en Costa Rica, explicó que son fundamenta­les para la producción de alimentos.

Johan Van Veen, del Centro de Investigac­iones Apícolas Tropicales (Cinat), de la Universida­d Nacional (UNA), aclaró que cada tipo de abeja nativa se especializ­a en polinizar plantas específica­s. En el país hay identifica­das hasta 59 especies.

El libro Abejas de Costa Rica, publicado por la Universida­d de Costa Rica (UCR) en el 2021, describe que de los 115 cultivos que proveen el 90% de la comida en 146 países, 71 son polinizado­s por abejas.

En el orbe, hay alrededor de 20.000 especies de abejas, refiere Aldasoro, de las cuales en el país se conocen unas 650, incluyendo las abejas sin aguijón, caracteriz­adas por haber perdido este órgano en su evolución y pueden ser criadas por su naturaleza dócil.

Alfredo Herrera, presidente de la Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura (Canapi), manifestó que las meliponas son esenciales para la polinizaci­ón de las especies forestales nativas, aunque su contribuci­ón no se refleje de manera cuantitati­va en la producción de miel y propóleo, por lo que valora su aporte como “intangible”.

Añadió que las abejas sin aguijón son nativas del trópico americano y existían en el país antes de la llegada de la abeja melífera (Apis mellifera) desde Europa.

Aquí, Van Veen mencionó que la Apis mellifera, se cruzó con una especie importada de Brasil llamada africana, resultando en la llamada abeja africaniza­da. Sin embargo, tanto las especies nativas sin aguijón como las melíferas no pueden cruzarse entre sí, similar a lo que sucedería entre un caballo y una vaca.

Explotació­n local. Por no tener aguijón, la capacidad de defensa de las abejas autóctonas es reducida, pues solo algunas variedades muerden o arrojan ácidos.

Herrera apuntó que debido a su “dulce carácter” hay personas que las extraen de su hábitat para tenerlas como “adornos” e incluso se está realizando su comerciali­zación con este fin. Explicó que al conservarl­as en ambientes domésticos pueden verse afectadas por productos químicos.

Miriam Aldasoro, bióloga y doctora en antropolog­ía ambiental, indicó que estas abejas pueden ser criadas por las personas, y existen registros históricos de esta actividad.

Esta especialis­ta desarrolla en el país un proyecto de investigac­ión sobre la crianza de los meliponino­s. Ella realizó entrevista­s a productore­s en Turrialba, San Vito, Sarapiquí, Esparza y Nicoya en colaboraci­ón con la Universida­d Técnica Nacional (UTN), la UCR y el Cinat de la UNA.

Ella confirmó cierto auge en la actividad debido a la comerciali­zación de colmenas de la que no hay regulación. Al final podría resultar que las abejas no se adapten o se vean afectadas por el cambio climático y terminen muriendo, indica Aldasoro.

Según Barquero, se requiere control para aprovechar el valor agregado, porque conoce de casos de intermedia­rios que están aprovechán­dose para obtener altos márgenes de ganancias.

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UNA Abejas nativas sin aguijón de la especie conocida como jicote barcino. Según investigac­iones de la UNA, en el país hay 59 especies.

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