TITO NIEVES: ‘LA SALSA NO nd MORIRÁ JAMÁS’
Este sábado, el puertorriqueño se presentará en Costa Rica acompañado de Olga Tañón. El ‘show’ será en el Centro Nacional de Convenciones, en Heredia
Tito Nieves, reconocido en el mundo de la música como el Pavarotti de la salsa, cantará este sábado en Costa Rica, en un espectáculo con el que promete baile y movimiento hasta desfallecer en la pista.
Nieves, un titán del género, compartirá escenario con su compatriota y comadre Olga Tañón. Juntos harán vibrar el Centro Nacional de Convenciones, en Heredia.
Antes de su show, Tito habló con La Nación sobre su recital en el país y su legendaria carrera.
Alegre, con un buen semblante y muy emocionado por su regreso al país, así fue como Tito Nieves nos brindó esta entrevista.
––¿Qué expectativas tiene de este nuevo encuentro con los ticos?
—Como que ya me levantaron la condena, porque tengo 17 años de no visitarlos. Ha pasado mucho tiempo de no pisar este país tan bello como es Costa Rica. ¿Y cómo entro? Por la puerta grande, con mi querida comadre Olga Tañón, la mujer de fuego, que yo la tengo en un altar, no solo como artista, sino como persona. Es una persona a la que amo con todo mi corazón. Y también al maestro Diego Galé, que tengo la dicha de que me va a acompañar esa noche.
––Eso seguro va a ser un fiestón...
—¡Seguro! Hay que aprovechar esto porque no sabemos cuándo se pueda repetir. Le doy gracias a quien se ha tomado el atrevimiento de hacer este junte, porque es algo familiar.
––Usted se deja llevar por la energía, ¿el repertorio lo va dictando lo que pase en el concierto?
—Cuando voy a ciertos países hay canciones que no pueden fallar como Fabricando fantasías, De mí enamórate, Almohada o Sonámbulo, que si no
las toco me matan. Pero ¿qué pasa si añado los temas más recientes? Es bueno presentar el nuevo trabajo. Me pasa que yo ensayo algo y termino cantando otra cosa con el público, es algo que no se planea y ahí es cuando se siente cómodo.
––Esa es una ‘vibra’ que tiene la salsa, que tiene improvisación. Es mucho de ir con el palpitar del corazón, muy intrínseco de esta cultura...
—La salsa y el merengue son dos ritmos muy alegres y el público costarricense es así, por lo que les encanta mantener esa energía. Va a ser una noche inolvidable.
––Está pronto a cumplir 50 años de carrera. De joven, admiró a Héctor Lavoe y terminó siendo parte de la Fania All Stars en la etapa de la salsa clásica; además, es pionero de la salsa romántica. ¿Cómo describe el paso a paso de su carrera?
—¡Qué pregunta tan linda! Lo que siempre he dicho es que no veo esta profesión como trabajo, sino como una bendición. Desde que recuerdo tenía la inquietud de la música. Según dice mi papá, ya como a los cinco o seis años, a través de la televisión, yo miraba a los artistas norteamericanos y a la gente aplaudiendo y dije que quería hacer eso. Ese sueño que tuve lo estoy viviendo aún hoy, 49 años después, y todavía me dan mariposas cuando subo al escenario.
––¿Esas mariposas son una responsabilidad personal y profesional?
—Siendo querido por tantos años, por muchos fanáticos, la expectativa es muy alta, pero soy un ser humano. La canción que me cae como anillo el dedo y que es mi favorita es El cantante, que interpretó Héctor Lavoe, y que fue escrita por Rubén Blades.
––¿El Tito Nieves como persona es el mismo que se sube al escenario?
—Sí, es la misma persona, pero lo que pasa es que la expectativa que tiene el público es muy alta y nosotros también padecemos y nos enfermamos. Soy crítico porque cuando veo un artista que no está dando la talla, creo que se debe de retirar, porque es un engaño para el público.
––Al público se le olvida que son seres humanos...
—Soy esposo, soy padre y soy abuelo. Tenemos nuestros problemas de salud y, gracias a Dios, yo me cuido mucho, pero me tocó una operación de corazón, después me dio un virus que por poco me causó la muerte. Me dio cáncer en 1984. Son cosas inevitables, pero ahora me cuido mucho.
––¿Cómo asume la responsabilidad de ser intérprete de las letras de otros?
—Yo me veo como un actor que coge un guion que hay que estudiar. Si hago sentir al público feliz, triste o algo especial, hice mi trabajo. Como compositor soy muy malo, pero tomo estas canciones que son grandes inspiraciones de compositores y las hago mías, ese es mi trabajo.
––Tito, ¿la salsa no muere?
—No morirá jamás. Tiene un público especial que se mantiene y la mantienen.
––¿Qué significa para usted ser reconocido como el Pavarotti de la salsa?
—Ese fue un apodo que me puso el maestro Johnny Pacheco en una grabación de la Fania. Estaba grabando con Rubén Blades y yo era más joven, me daban la voz alta. Me alejaba mucho del micrófono y aun así sonaba alto, y el maestro me dijo que era un Pavarotti. En ese entonces me pesaba, porque Luciano estaba por todo lo alto y para mí era un dios. Sin embargo, lo recibo con mucho orgullo.