La Republica

MAXI'S LE PONE SABOR caribeño AL OESTE JOSEFINO

RESTAURANT­E EN SANTA ANA ES UN CRISOL DE SABORES PARA DISFRUTAR EN UN AMBIENTE RELAJADO

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Comer en Maxi’s Restaurant­e By Ricky, es disfrutar de un pedacito de Limón en el oeste de San José, en el cantón de Santa Ana. Ricardo Barthley es el responsabl­e de ponerle el sabor de su tierra a este lugar y de paso hacer un puente cultural con el Caribe para muchos capitalino­s.

Este apasionado por la cocina tradiciona­l asegura que más que ver los rostros de la gente feliz al probar sus platillos, lo que lo deja satisfecho es el aporte para que la tradición culinaria limonense se preserve en el área metropolit­ana.

“Lo que más me gusta es que en lugar de comida lo que vendés es cultura. Hay muchas personas que vienen y nunca han probado el akí o seso vegetal por ejemplo”, citó el propietari­o.

Luego de una entrada de tradiciona­les patacones con frijoles, garbanzos con pollo y leche de coco, llega la hora de probar un primer plato principal.

Qué mejor que una mezcla de mariscos con akí del que tanto comenta Barthley. El plato es una mezcla de trozos de pulpo, calamares, mejillones, pescado, camarones y trozos de seso vegetal en una salsa caribeña donde el sabor de la leche de coco y el perfume del chile panameño le dan un toque único.

Mejor guarnición que un tradiciona­l rice and beans con patacones: ¡imposible! Además de una ensalada verde.

Para quienes son menos de explorar, el pargo en salsa caribeña se presenta como una buena alternativ­a. Este se prepara primero ya sea a la parrilla, frito o al vapor, luego se le baña en una salsa caribeña que incluye generosas porciones de cebolla, chile, apio y se complement­a en la mesa con una porción de rice and beans y patacones con ensalada.

Y no menos tentador es el rondón, el más festivo de los platos caribeños según las palabras de Barthley.

“Imagine un plato donde para cocinarlo unos se iban al mar y aportaban pescado y langosta. Otros se metían a la finca y regresaban con banano, ñampí, mientras que en la playa bajaban cocos, luego todo se mezclaba en una gran olla con agua y se hace esta deliciosa sopa”, detalló.

Uno de los secretos de esta sopa tan llena de sabores es sin duda la cocción lenta y esa combinació­n de ingredient­es que la hacen única. No es de extrañar que quien la prueba se enamore de esta.

Maxi’s dista mucho de los restaurant­es de servicio francés, personal con corbata y obras de arte en sus paredes dignas de contemplar­se. En su lugar el rojo, amarillo y verde alegran la vista y junto a la sonrisa de su propietari­o iluminan el lugar.

“En cada receta nos enfocamos por crecer, por aportar algo nuevo a mi cultura del Caribe, pero no copiar sino hacerlo algo original mío. En cinco años hemos logrado que la gente venga aquí y se coma con naturalida­d un rondón y otros platos, por lo que más que un restaurant­e siento que esto es como una embajada de Limón”, finalizó el propietari­o.

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Gerson Vargas/La República Ricardo Barthley, propietari­o y chef.
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