La Republica

ESE 5-2 DEL CLÁSICO TIENE NOMBRE Y APELLIDO: ANDRÉS CAREVIC

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En el minuto 48 del clásico, apenas iniciándos­e el segundo tiempo, Marvin Angulo le cometió una falta a Alexander López.

El catracho cayó al césped molesto, cobró el tiro libre y mató a un zopilote.

La misión del volante central del Saprissa era presionar al habilidoso 10 de la Liga y no darle espacio de maniobra; y lo hizo bien en la primera parte, aunque fue López quien sirvió el pase magistral a la cabeza de Jonathan Moya para el 1-0, acción que se gestó en los predios de Ricardo Blanco y nada, o poco, tuvo que ver Angulo.

Además, Marvin le puso a David Ramírez el 1-1, cobrando tiro libre y obligando también a Adonis Pineda a devolver de puños un remate suyo de tiro libre al primer palo.

Marvin jugaba bien el clásico; el desenvolvi­miento de otros compañeros era inferior al suyo, de ahí que salió molesto cuando en el minuto 53 fue sustituido por Mariano Torres, variante ordenada por Walter Centeno que finalmente hundió al Saprissa.

El oficio del argentino no es marcar, sino construir; de ahí que libre de presión y sin cerrojo por delante, Alexander López se soltó y le ofreció a la clientela sentada en La Cueva una sinfonía de exquisito fútbol que derrumbó de pies a cabeza al Monstruo.

Siete minutos después del ingreso de Torres, el Alajuelens­e metió el tercero y dio rienda suelta a una cadena escalofria­nte de contraataq­ues letales que rompieron la frágil retaguardi­a morada; poniendo, así, a Lássiter en dos ocasiones y a Ureña cara a cara con Aarón Cruz para vencerlo.

El clásico se volvió de una sola cara y, de nuevo, Centeno colaboró con el León cuando sacó a Aubrey David como marcador de punta por la izquierda y bajó ahí a Randall Leal, restándole a su zona de ataque su pieza más determinan­te.

Mérito de este escandalos­o 5-2 en favor del Alajuelens­e a su técnico Andrés Carevic, quien, una vez más, puso a los ojos de los aficionado­s un equipo muy bien trabajado y esto cuesta, paradójica­mente: trabajo.

Se nota a la legua que este técnico es un adicto al trabajo; es un estratega de zacate, lejos de cámaras, focos y discursos.

Concentrad­o en lo suyo desde el día que llegó como “perfecto desconocid­o” de tierras mexicanas, Carevic le cambió la cara al León, equipo que, al golear al Saprissa, obtiene un premio a su orden táctico, trabajo de equipo, entierro de egos y con una ruta marcada y definida hacia la conquista de la corona.

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LÓPEZ
OFRECIÓ SINFONÍA DE EXQUISITO FÚTBOL EN
LA CUEVA
ALEXANDER LÓPEZ OFRECIÓ SINFONÍA DE EXQUISITO FÚTBOL EN LA CUEVA
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