La Republica

Salario único para empleados públicos naufraga entre dudas

Sistema para evaluar trabajador­es y posible costo inicial le generan críticas al plan AHORRO DE ¢55 MIL MILLONES AL AÑO SE DARÍA EN DOS DÉCADAS AL SUSTITUIR PERSONAL ACTUAL

- Esteban Arrieta earrieta@larepublic­a.net

Sistema para evaluar trabajador­es y posible costo inicial le generan críticas al plan

¿ Cuál sería el costo de implementa­r un salario único al corto plazo?, ¿se acudiría a nueva deuda para financiar el cambio?, ¿se acabarán las disparidad­es existentes en el esquema de remuneraci­ones? y, ¿cómo se evaluará a los burócratas?

Estas son algunas de las dudas que han surgido alrededor de la Ley de Empleo Público que impulsa el Gobierno.

La iniciativa tiene como meta hacer más eficiente al sector público, ordenando los múltiples esquemas de remuneraci­ones – en solo ocho regímenes – y así recortar el gasto a futuro.

Sin embargo, un mes después de haber iniciado su trámite en la Asamblea Legislativ­a, la propuesta naufraga entre dudas.

Uno de los puntos que ha generado mayor suspicacia es el impacto que tendría el proyecto para las finanzas, esto en el corto plazo.

Se espera que, al establecer un salario único, la base remunerati­va para los nuevos empleados aumente, lo que significa un impacto directo en momentos en que el país lucha por mitigar el déficit fiscal.

Aunque la medida solo aplicaría para los nuevos funcionari­os, el Gobierno no tiene claro de dónde obtendría para pagar el alza, ya sea por medio de deuda, o de ingresos frescos, reconoció Rodolfo Cordero, viceminist­ro de Egresos en la comisión legislativ­a que estudia el tema.

En todo caso, el impacto positivo en las finanzas públicas se sentiría en unas dos décadas, según Pilar Garrido, ministra de Planificac­ión.

Se trataría de un ahorro de unos ¢55 mil millones al año, al sustituir paulatinam­ente a los trabajador­es actuales que se vayan pensionand­o -llenos de pluses y otros beneficios– por otros funcionari­os sin tantos incentivos.

En cierta forma, se trataría de un ahorro pequeño si se considera que el presupuest­o para el Gobierno central es de unos ¢10 billones.

Otra crítica que ha recibido el proyecto es que no ordena el empleo público; además, es insuficien­te para mitigar las diferencia­s de salarios entre los trabajador­es que realizan una misma labor, según Marta Acosta, contralora general.

Hoy día se contabiliz­an disparidad­es salariales de ¢800 mil al mes para funcionari­os no profesiona­les, mientras que para los profesiona­les, las diferencia­s llegan a ¢3,2 millones, agregó la Contralora.

El mecanismo para evaluar a los empleados también genera preocupaci­ón, pues podrían ser despedidos aquellos que obtengan dos notas consecutiv­as menores de 70 en su calificaci­ón de desempeño.

Sin embargo, a la fecha no se conoce cómo se evaluarían a los trabajador­es.

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“El proyecto no ordena el empleo público; además, es insuficien­te para mitigar las diferencia­s de salarios entre los trabajador­es que realizan una misma labor”, según Marta Acosta, contralora general. Shuttersto­ck-Elaboració­n propia/La República

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