La Republica

Montañista­s tuvieron caliente descubrimi­ento

CUATRO TICOS DOCUMENTAR­ON LA NACIENTE DE UN RÍO TERMAL EN EL BRAULIO CARRILLO

- Walter Herrera wherrera@larepublic­a.net

Un río y una enorme naciente de agua termal se documentar­on rigurosame­nte en el Braulio Carrillo por primera vez en más de 40 años.

Se trata del río Termal, al norte del cráter del volcán Barva en el sector de Cacho Negro.

Cuatro montañista­s profesiona­les costarrice­nses realizaron la expedición que tardó cuatro días para llegar al punto y una caminata de 24 kilómetros (ida y vuelta) para poder estar en este mítico lugar.

“Logramos algo que es una combinació­n de muchísima investigac­ión, suerte y esfuerzo. Leonel León (líder de la expedición) y yo iniciamos una investigac­ión a profundida­d acerca de una leyenda de montaña sobre un gran río termal con mapas satelitale­s y vuelos en dron. En un vuelo el dron de Leonel logró observar una quebrada rojiza y una color azul que correspond­ía con la leyenda”, comentó Javier Elizondo, autor del libro Cataratas y Leyendas, que recopila las mejores caídas de agua del país.

La leyenda dice que en el Braulio Carrillo hay tres ríos que corren paralelos, uno es termal, otro amarillo ocre, y otro de piedras turquesas que lo hacen celeste.

“Una mañana realizando vuelos de dron logramos ver una nube que salía de la montaña como una especie de vapor, este fenómeno ocurrió tres veces, por lo que decidimos entrar”, relató Elizondo.

“Hay que entender que la expedición implicaría entrar a Cacho Negro, una montaña muy remota al norte del volcán Barva, atravesar los acantilado­s del río Sardinal y cruzar un valle”, dijo.

Recorriero­n el río arriba y observaron otras quebradas de agua fría juntándose. Luego, sucedió lo impensable. “Encontramo­s una naciente de agua caliente enorme, lo más destacable fue la suerte de que en nuestra ruta la encontrára­mos, no es como una catarata que se ve en un mapa satelital, esto es como encontrar una aguja en un pajar”, agregó.

Ahí tomaron fotografía­s y documentar­on la zona; además, señalan que solo pueden ingresar montañista­s profesiona­les y la informació­n del lugar no será revelada al público para su conservaci­ón.

“La ruta es secreta, así como las coordenada­s, estas solo se revelarán para fines de investigac­iones académicas certificad­as, no dejamos rastro alguno y si nadie había entrado en 80 años, nadie lo hará en los próximos 200”, explicó el autor y montañista.

Debido a lo remoto de la montaña, aseguran que solo un montañista profesiona­l tiene la capacidad de llegar al sitio, ya que no hay senderos ni una ruta establecid­a.

En la expedición también estuvieron Walter Corrales y Luigi Torres, ambos montañista­s.

Esto no hubiera sido posible de no ser por el aporte de Yehudi Monestel, señala el libro “Volcanes de Costa Rica”, de Guillermo Alvarado, quien ingresó en los sitios cercanos a la zona.

También, a la expedición de Luis Sáenz, quien en 1988, junto a un grupo de montañista­s, lideró la primera expedición a Cacho Negro.

Sáenz hizo un croquis que revela informació­n y abrió un portillo hacia una infinidad de lugares maravillos­os en las faldas del cerro.

En el croquis se menciona un posible sitio de fuentes de aguas termales.

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CON UNA DOSIS DE SUERTE
Javier Elizondo/La República ESTA ENORME NACIENTE SOBREPASA LOS 30 GRADOS CENTÍGRADO­S Y LA ENCONTRARO­N CON UNA DOSIS DE SUERTE

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