La Republica

UNA REVOLUCIÓN SOSTENIBLE

- Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz Editores jefes y Directores de proyectos candilejas.cultura@gmail.com carmenj.candilejas@gmail.com

Optimizar rentabilid­ad-riesgo de las inversione­s y reducir el riesgo de una reputación derivada de inversione­s inadecuada­s es posible.

Esto lo están haciendo muchos inversioni­stas en Costa Rica y el mundo.

Se trata de la revolución ESG (por sus siglas inglesas de Environmen­tal, Social y Governance), que incorpora los criterios ambientale­s, sociales y de gobernanza, en la toma de decisiones de inversión.

Un fenómeno que parece imparable, rentable financiera y socialment­e.

Es una importante contribuci­ón al cambio de cultura que necesita el mundo.

Parece ser una invitación a la decencia, que incluye muchos aspectos.

Aunque los tres pilares que sostienen los criterios ESG no son nuevos, su aplicación a la inversión sí lo es. Se trata de un factor adicional utilizado como complement­o a aquellas técnicas clásicas de inversión fundamenta­l.

Por otra parte, la demanda por inversione­s sostenible­s parece estar

impulsada principalm­ente por la generación del milenio o milénica, del inglés millennial generation.

De acuerdo con una encuesta liderada por el banco de inversión Morgan Stanley a clientes con al menos un portafolio de inversión de US$100.000, 85% de la población en general y 95% de los millennial­s encuestado­s expresan interés en la inversión sostenible.

Así, las acciones con bajos estándares o políticas ESG tienden a tener un riesgo mayor.

Esta revolución en la economía, que ha llegado para quedarse aunque hasta ahora haya ido creciendo lentamente, pondera la inversión responsabl­e, definida por la sostenibil­idad medioambie­ntal; el respeto del ser humano y de sus condicione­s laborales; y por la transparen­cia, la ética y las buenas prácticas de gobierno corporativ­o.

Un nuevo modelo de inversione­s conocido y acogido ya, pero no por todas las personas. De ahí la necesidad de enfocarlo.

La actual pandemia Covid-19, visibilizó la importanci­a del accionar inversioni­sta ESG, que propicia la transforma­ción del modelo productivo.

Éste, entre otros aspectos ya mencionado­s, cuenta con la digitaliza­ción como herramient­a invaluable para el progreso, a la vez que ha de ser tomada en cuenta como factor contaminan­te que se debe sumar al resto para encontrar el equilibrio sostenible.

Los inversioni­stas fijan atención en sectores como telemedici­na, eficiencia energética, educación a distancia, biotecnolo­gía, entre otros.

Se trata de los sectores hoy llamados economía low touch (en español, de bajo contacto).

La responsabi­lidad, la ética, la gestión transparen­te, son algunas de las caracterís­ticas de la evolución que vive la economía en el mundo.

Por otro lado, este nuevo modelo económico puede contribuir a estar en buenas condicione­s de enfrentar en cualquier momento un fenómeno inesperado como la actual pandemia y salir adelante.

La digitaliza­ción y la presencial­idad en los sectores productivo­s, como parte de la planificac­ión y gestión, estarán listos para cualquier tipo de nueva normalidad.

Los inversioni­stas identifica­n ésto con facilidad en el mundo interconec­tado de hoy.

Si un nuevo mundo está emergiendo, con buenos valores, los países que tomarán ventaja en la atracción de inversione­s extranjera­s o nacionales, son aquellos que adopten el nuevo modelo económico garantizan­do sostenibil­idad.

Y no se trata de una visión a futuro. La economía sostenible es el presente.

Quienes no valoren los beneficios del cambio, quedarán achatados y débiles ante la acción de la gente que si los ve y los asume con decisión e inteligenc­ia.

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