Bolazos de libertad
19 JÓVENES DE LA CÁRCEL DEL ZURQUÍ LA TOCARON EN EL ESTADIO NACIONAL
talamanqueño, de 18 años, cumplió este jueves el sueño de conocer el Estadio Nacional.
Para muchos, probablemente, esto no sea nada de otro mundo, sin embargo para él –preso desde hace año y medio y con una condena de cuatro años y medio por delante– significó muchísimo, lo mismo que para otros 18 muchachos que están en el centro juvenil del Zurquí.
Los nombres no se publican porque fueron condenados cuando eran menores de edad.
“Es increíble estar aquí, nunca imaginé que me traerían a conocer el Nacional después del error que cometí (robo agravado). Salir de la cárcel y jugar bola en el Estadio Nacional a uno lo hace olvidar que está preso”, dijo riendo.
“Este tipo de premioslo hacena uno trabajar y comprometerse con ser mejor persona y dejar atrás todo lo malo”, agregó.
Ese reconocimiento lo recibieron jóvenes que forman parte de la Sección de Oportunidades, donde están los 22muchachos que se portan mejor.
El joven de Talamanca dijo que sentía mucha emoción al conocer el estadio en el que han jugado grandes equipos como España, Argentina, Brasil y Uruguay, cuando han venido a enfrentar a la Sele.
“Yo no juego mucho bola, pero no hay palabras para describir lo que siente uno al conocer un lugar como este. Es increíble saber que aquí han estado jugadores como Neymar y Messi”, dijo otro muchacho de 21 años y que descuenta una pena de 10 años por homicidio.
“Con este tipo de salidas se da uno cuenta de todo lo que se está perdiendo por hacer las cosas mal. Voy a seguir haciendo bien las cosas para tener otras experiencias como esta”, agregó.
El recorrido fue guiado por el exfutbolista manudo Ricardo Chacón, gerente general del Estadio Nacional, quien dijo que se sentía halagado con la visita y espera que la actividad les sirva en el proceso de recuperación.
“Todos cometemos errores y ellos están pagando por lo que hicieron y tienen la oportunidad de salir adelante y enmendar sus vidas”, comentó Ricardo.
Al principio, losmuchachos co- nocieron los salones, luego los llevarona las graderías, a loscamerinos y por último a la cancha.
Las caras lo decían todo, se sentían libres.
No estaba previsto que jugaran bola, pero fue inevitable. Cuando tocaron la gramilla, “de casualidad” una bola llegó a los pies de uno y se armó la mejenga, probablemente una de las mejores que han tenido en sus vidas.
Después de salir del Estadio Nacional, fueron llevados a Escazú donde jugarían contra el equipo que representa al cantón en los Juegos Nacionales y luego, con un espíritu renovado, volvieron a la cárcel.