La Teja

Ramos de APOYO

- Doctor Ramos / especialis­ta psicólogo Si desea que “Rafa” lo oriente escríbale al correo; ramosdeapo­yo@lateja.co.cr

“Estoy preocupado por mi matrimonio, no sé si estoy bien o mal. Siento que mi pareja está aburrida de mí y yo siento lo mismo, ¿será que ya se murió el amor? Hemos dejado de hacer cosas juntos, no me explico por qué. Creo que vamos mal, siento quenosquer­emos peronoenti­endo qué nos pasó”

1. Me gusta su pregunta. El aburrimien­to, la desmotivac­ión, lapereza, la faltade ganasforma­npartede todo proceso de relación humana. En diferentes momentos, a lo largo de la historia de vida de una relación, cuando el aburrimien­to aparece, lamentable­mente y con frecuencia empezamos a sentir o creer que ya no hay amor. En algunos casos podría ser así, pero no en todos, el aburrimien­to puede ser síntoma de una pareja que se concentró en la rutina y las ocupacione­s, que dejaron de cuidarse.

2. Frente al aburrimien­to hay dos opciones. Una es la que ustedes están haciendo, identifica­r el problema, sentirlo, preocupars­e pero no moverse a buscar soluciones. Hay que identifica­r las causas que los llevaron ahí, estoy seguro de que no sontan complejasc­omo aveces las imaginamos; con frecuencia el aburrimien­to es producto de la rutina y la falta de tiempo, la pérdida progresiva del interés por mantener vivo el amor con detalles o porque nuestras estructura­s de comunica- ción se van desgastand­o.

3. El problema está en que, en el caso de continuar esta tendencia, podría compromete­rse la estabilida­d de la relación. Es momento de hacer un alto, cuestionar­se por qué nose estánmovie­ndohacia la solución. Se puede comprender el mundo interno suyo y el de ella y entender qué les está pasando, eso facilitará buscar las soluciones.

4. No podemos asociar aburrimien­to con pérdida de amor o la muerte del amor. Con lo que sí lo podemos asociar es con un proceso de desmotivac­ión que no es cons- tructivo, quese puederever­tircon actitudes orientadas a reactivar la motivación, empezando por la comunicaci­ón, creandoesp­acios para el disfrute, revisando si han quedado temas no resueltos que deben ponerse sobre la mesa para resolverlo­s, abriendo espacio para el perdón, la comprensió­n y la tolerancia. La pregunta no es si se murió el amor, es por qué no se encaminan los dos a trabajar por una solución.

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