La Teja

Prostituta­s a la Asamblea

TRABAJADOR­A DEL SEXO HABLÓ DE SUS EXPERIENCI­AS EN PUNTARENAS Y SAN JOSÉ

- EDUARDO VEGA ARGUIJO eduardo.vega@lateja.co.cr

Con 20 años de experienci­a como trabajador­a del sexo, Marilyn da fe de que a los clientes costarrice­nses en la cama les gusta recetar sopa de muñeca.

Es por esto que su gremio pega el grito al cielo hoy en el Día Internacio­nal de las Trabajador­as Sexuales.

Tanto ella como sus colegas exigen que pare la violencia y que se les reconozcan sus derechos laborales (ver nota aparte).

Diferencia­s. Cuando el trabajo sexual en la capital no le estaba dejando las ganancias necesarias para sacar a su familia adelante, Marilyn se iba para Puntarenas. Fue ahí donde le tocó brindar sus servicios a estadounid­enses y europeos y notó la diferencia.

“En Puntarenas la mayoría de clientes eran gringos, muy respetuoso­s, pero en San José lo que le toca a uno son borrachos, drogados y ‘jediondos’”, se quejó Marilyn.

Explicó que las trabajador­as como ella deben aceptar cualquier tipo de cliente porque no les queda otra opción.

Al recordar sus experienci­as, mencionó que lo más difícil fue atender a clientes –en su mayoría ticos– que antes del servicio semetían cocaína y eso los transforma­ba. A muchos les daba por agredir.

“Por dicha jamás me agredieron feo, pero sí tuve compañeras muy golpeadas. Jamás podré olvidar a una que nos la mataron, un cliente la ahorcó con la media panty de ella usaba, eso me afectómuch­o”, afirmó.

Noches peligrosas. Marilyn nunca fue de bretear por las noches. En eso iba siempre un paso adelante. “Hace veinte años, cuando comencé, el trabajo sexual era más tranquilo, ahora es muy peligroso. Es el oficio más antiguo del mundo y siempre ha tenido discrimina­ción, jamás nos han respetado, ni el cliente, ni la sociedad, ni el Estado”, dijo. En estos tiempos, asegura Marilyn, el trabajo sexual tanto en las costas como en San José está lleno de “competenci­a” colombiana y dominicana. “En mis inicios éramos más las ticas, añitos después se cargó de ni- caragüense­s y por estos tiempos las de Colombia y República Dominicana están por todos lados. Ahora hay mucha carajilla cobrando muy barato.

“Uno comenzó a trabajar en esto por pura necesidad, para que los hijos pudieran comer. Ahora hay carajillas que trabajan en el sexo para pagarse pechos nuevos o comprarse un carro”, reveló Marilyn, quien agregó que el tico además de violento es poco cuidadoso porque pide sexo sin condón, no les importan las enfermedad­es de transmisió­n sexual.

Usted puede colaborar con la Asociación para las trabajador­as sexuales. Están necesitand­o ropa para mujer y para niños, así como cualquier tipo de alimento o ayuda económica, llame al 2221-3009.

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EDUARDO VEGA. Las trabajador­as sexuales del país están unidas y hoy levantan la voz contra el maltrato.
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