La Teja

Tesoro con forma de lagartico

- ROCÍO SANDÍ Z. rocio.sandi@lateja.co.cr

El peluche preferido de Randy se convirtió en un tesoro para la familia del muchacho. El animalito está en el cuarto de doña Damaris y ella no permite que nadie lo toque para que se conserve tal y como él lo dejó. “A veces mi nieto menor lo agarra para jugar y yo le digo que no, que lo deje quedito porque ese peluche no es para jugar. El lagartico era muy especial para Randy porque se lo había traído el abuelo paterno de Estados Unidos y yo me lo dejé porque me hace sentir cerca a mi hijo”, explicó. “No solo tengo este peluche, sino todas las cosas de Randy. Están bien guardadas en mi casa, son tesoros para mí y para mis hijos”, añadió.

Ejemplar. Doña Damaris asegura que Randy era su principal apoyo en la casa desde que su esposo los dejó.

“Al principio, mi hijo me veía triste y él hacía cualquier cosa para que riera. También era un gran apoyo con mis otros hijos porque a veces ellos no querían estudiar y Randy los regañaba, les hablaba duro para que entendiera­n la importanci­a de prepararse”, recordó la señora.

Además de jalarles las orejas, el joven también educaba a los hermanos con el ejemplo. A él lo mataron dos semanas antes de graduarse en el INA en el curso de inglés ejecutivo para centros de servicio.

“Mi hijo siempre fuemuycent­rado, él quería ir a la Universida­d de Costa Rica a estudiar Artes Dramáticas, ese era su sueño y y ya estaba a punto de lograrlo cuando me lo mataron”.

“Él no tenía hijos, decía que se quería casar hasta cuando tuviera treinta años, pero yo ahora quisiera que me hubiera dejado un hijo para sentir un pedacito de él cerca de mí”, aseguró.

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RAFAEL PACHECO. Doña Damaris tiene el peluche en su cuarto.

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