La Teja

“Una nocheg randiosa”

-

Jon Alamoestab­a listo para pasar un buen rato. Este empleado de una tienda de ropa, de 22 años, llegó al club Pulse en Orlando a las 10:30 de la noche el sábado todo vestido de azul, desde su camisa de botones adornada con palmeras hasta sus mocasines. “Definitiva­mente iba a ser una noche grandiosa”, pensó.

La noche terminó con 49 personas muertas, la mayoría hispanas. Alamo se reunió con algunos amigos y luego con más. Bailaba salsa en el salón principal, luego se movió a otro de los salones.

Se supone que solo iba a ser una noche de baile y bebidas, de verse bien y festejar hasta el amanecer. Era noche latina en el Pulse, uno de los principale­s clubes gay en Orlando.

Unas tres horas después de llegar, comenzaron los disparos. Vecinos de los condominio­s Delaney Court, junto al Pulse, escucharon tiros alrededor de las 2:03 a. m.

Un policía de Orlando que trabajaba en su tiempo libre en el club también escuchó los disparos y vio a Omar Mateen afuera del centronoct­urno. Le disparó al oficial y otros dos agentes llegaron rápidament­e a auxiliarlo. Mateen portaba armas de grueso calibre: un fusil de asalto AR-15, una pistola y un dispositiv­o explosivo.

Mateen volvió a entrar al club. Los que estaban dentro no sabían si lo que escucharon era parte del sonido ambiente.

“Todos se estaban tirando al suelo... pensé que era parte de la música hasta que vi fuego saliendo de su arma”, dijo Rose Feba.

Están disparando. Mina Justice estaba profundame­nte dormida cuando recibió el primer mensaje de texto de su hijo, Eddie Justice: “Mamá, te amo”. Eran las 2:06 a. m. “Están disparando en el club”.

A las 2:09 a. m., el Pulse publicó un mensaje en Facebook: “Todos huyan y sigan corriendo”.

Brand White y su primo estaban bailando cuando él le gritó a ella “¡B, es un tipo con una bomba!” y antes de darse cuenta, White recibió un disparo en el hombro.

“De repente todo era como un trueno, ruidoso y todo se volvió negro”, escribió el domingo White en Facebook desde el hospital. No re- cuerda haberse ido del club, pero sí se acuerda estar toda cubierta de sangre.

A las 2:39 a. m., Eddie Justice, uno de los fallecidos, le envió otro mensaje a su mamá pidiendo que llamara a la policía: “Ya viene. Voy a morir”. Mina Justice le preguntó si había alguien más herido. “Muchos. Sí”, respondió a las 2:42 a. m. Fue su último mensaje.

Los homosexual­es, principale­s víctimas de la matanza, son uno de los objetivos habituales del grupo Estado Islámico, que ha matado a decenas de ellos en los territorio­s bajo su control en Siria e Irak.

El grupo EI reivindicó el ataque especifica­ndo que ese “soldado del califato (Omar Mateen)” atacó un “club nocturno de los adeptos de Lot”, como se califica a los homosexual­es en los textos sagrados.

 ?? AP ?? Jeffrey Erikson y Jamie Ramírez durante la vigilia por el atentado.
AP Jeffrey Erikson y Jamie Ramírez durante la vigilia por el atentado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica