01-09-2009
mayo de 1950, un cartago le devolvió la alegría a los católicos de Costa Rica. Una semana antes –el día 13– todos se sentían desamparados pues habían robado laimagen de laVirgen de los Ángeles.
En el hecho, que conmovió a todo el país, fue asesinado un guarda de la basílica.
Hoy, 66 años después, y luego de que La Teja recordara esta historia en una edición del 2009, visitamos de nuevo a la familia de Claudio Aguilar, aquel brumoso que el fue el primer testigo del regreso de la imagen a su santuario. Don Claudio murió hace 22 años , pero sus hijos recuerdan ese hecho como uno de los episodios más importantes que ha vivido la familia.
El día del hallazgo, don Claudio le dijo a su esposa, Josefa Montenegro, que le alistara la camisa blanca con que se habían casado porque ese día él encontraría la Negrita. Él era servidor de la basílica, por lo que trabajaba en el templo haciendo arreglos de albañilería.
Y el presentimiento se hizo realidad a las 5:45 de la tarde, cuandogritó unayotra vez “¡ahí está!”. Quienes lo oyeron pensaron que don Claudio estaba tan afectado por la desaparición de la imagen que tenía visiones.
De acuerdo con los periódicos de la época, las manos le temblaban y hasta tuvieron que llevarlo alzado por todo el centro de Cartago, donde la gente celebraba con emoción el encuentro de la Virgen.
La imagencita apareció en el tornavoz o “techito” de uno de los púlpitos. En aquella oportunidad se sospechó que la Negrita nunca salió del templo, sino que los ladrones la había escondido ahí porque lo que les interesaba llevarse eran las joyas.
La Teja conver-
sóconAnita Aguilar, lahijamayor de don Claudio y doña Josefa.
Aunque estaba muy pequeña cuando se dio el hallazgo, Anita reconoce que aquel hecho ha pasado de generación en generación para llevarle a su familia muchas ale- grías. Ella y sus hermanos aún siguen viviendo en Cartago.
En total son tres hermanas y dos hermanos. Ana, Claudia, María del Carmen, Carlos Manuel y Antonio.
Anita y su familia guardan una gran devoción y aseguran que aún hoy, siguen experimentando las bendiciones por aquel milagro del que sus padres fueron testigos.
Ellos mantienen un altarcito en la casa de la hermana Claudia. Se trata de una imagen de la Virgencita delmismotamaño que laqueestá en la basílica y ahí la veneran siempre y agradecen por todo lo recibido.
“Nunca nos ha faltado nada, tenemos nuestras casitas y dichosamente estamos como Dios manda, siempre ha habido trabajito para mis hermanos”, reconoció.
“Un día como hoy, Día de laVirgen de los Ángeles, vamos a la misa en la plazoleta , recordamos mucho a mamáque era muy devota, ella no fallaba. Por la tarde nos reunimos en familia para tomarnos un cafecito con pancito o repostería”, aseguró.
Agregó que sus padres les dejaron el legado de la fe, la humildad y el amor al prójimo y esas son las enseñanzas que, asegura, más valen.