Un empujón liberador
REGISTRO NACIONAL DA LA MANO A LOS RECLUSOS
Óscar
se convirtió en jardinero de un día para otro.
El Registro Nacional le abrió las puertas para que breteara ahí cuando él era privado de libertad y estaba a punto de cumplir su segunda condena por robo.
“Yo estaba en un centro de confianza en Guadalupe y andaba por todo lado buscando trabajo. Cuando me di cuenta de que aquí en el Registro tenían un convenio con Adaptación Social me puse detrás de eso y logré entrar”, recordó.
“Estuve en jardinería sin tener experiencia, pero fueron suficientes las ganas de tener una vida mejor y dejar de una vez por todas la cárcel y los vicios”, añadió.
Después de unos meses Marvin quedó en libertad y fue contratado por una empresa privada de jardinería y seis meses después esa compañía fue subcontratada por el Registro Nacional y eso le permitió volver a la institución.
“Desde el 2009 estoy trabajando aquí y no me cambio por nadie. Al principio algunas personas no querían que yo estuviera aquí, pero he demostrado que la vida de delincuente quedó atrás y ahora soy un hombre trabajador”, enfatizó.
Marvin, quien tiene 49 años y es vecino de San Rafael Abajo de Desamparados, no es el único privado de libertad que ha podido rehacer su vida gracias a este programa del Registro Nacional.
Actualmente 12 reos con beneficios trabajan en mantenimiento y diez más (de las cuales seis son mujeres) trabajan haciendo las placas de carros.
Karen Loaiza, de 28 años, está a solo dos meses de descontar una pena por venta de drogas y a los meses que ha estado en elRegistro les ha sacado mucho provecho.
“Yo me casé hace poco y con lo que gano aquí estoy construyendo una casita en Guararí de Heredia. Yo había perdido la custodia de mis dos chiquitos, pero ya la recuperé, estoy luchando por hacer una vida nueva al lado de mi familia”, comentó Karen.
Antes de llegar al Registro Karen trabajaba haciendo pan, pero su buen comportamiento y su desempeño le permitieron entrar al programa.
Óscar Osvaldo Matus, de 41 años, es otro de los be- neficiados con el programa.
Él está a unos meses de cumplir una pena de 15 años por homicidio simple y asegura que trabajar en el Registro es como estar en el cielo.
“Antes de llegar aquí pasé por varios trabajos, pero no fue muy bien porque además de ganarmuy poco me explotaban mucho.
“Cuando uno viene saliendo de la cárcel y necesita presentar el comprobante de que está trabajando tiene que aguantarse jornadas de trabajo larguísimas y malos tratos, porque no hay otra opción, pero desde que llegué aquí me siento muy bien porque me tratan con respeto y trabajo el horario que dice la ley”, aseguró el recluso.
Óscar sabe que apenas termine la condena tendrá que irse del Registro, sin embargo, es consciente que todo lo que ha aprendido le servirá en otros trabajos.
“Aquí hacemos de todo, trabajamos en las zonas verdes cortando árboles, jalando mercadería, chapeamos la finca del Registro, trasladamos equipo de cómputos, repartimos suministros y otras cosas”, expresó.
Pese a que quizá parezca complicado laborar con personas que vienen saliendo de la cárcel, don Marcos Araya, jefe de Óscar y los otros 11 reos de mantenimiento, dice que el se siente muy satisfecho con su equipo de trabajo.
“Yo he tenido problemas para evitar robos y consumo de drogas en otros momentos, pero el tiempo lo va diciendo todo, cada vez hay mejores grupos trabajando.
“En realidad todos cometemos errores y también todos merecemos una oportunidad y un empujón para salir adelante”, comentó.
Araya también hizo un llamado a otras empresas para que se atrevan a contratar privados de libertad, ya que según su experiencia, la mayoría son muy agradecidos y se esfuerzan en hacer bien las cosas.
Aquí se escogen reclusos que quieran trabajar y superarse”.