La Teja

¡Vivan siempre el trabajo y la paz!

- Pbro. Luis Hernández, San Ramón

En estos días de fiestas patrias es común escuchar nuestro Himno Nacional y sus palabras de cierre, que reflejan el sentimient­o de un pueblo que, hasta hace no muchos años, se vanagloria­ba de su ambiente pacífico y de sus hombres y mujeres de empuje.

Estapalabr­as (enmi humildein-

chancleta en mano que le decía ‘pase, no le voy a pegar’, pero igual, recibía el chancletaz­o apenas entraba. Muchas veces desee que desapareci­era, pero cuando vi a mi amigo Fran llorar desconsola­do y deseando tener cinco minutos más para decirle a su madre lo que significab­a para él, comprendí que debemos amar a nuestras madres”. Esos son parte de los consejos que Blanco comparte con los jóvenes.

Incluso, los invita a todos a sacar sus celulares y mandarles un mensaje a sus mamitas diciéndole­s lo mucho que las quieren y comprometi­éndose a ser mejores.

Menos violencia. La directora del colegio, Rocío Vargas, nos comentó que desde el 26 de agosto, cuando se impartió la primera charla en la institució­n, ha podido notar el cambio en los muchachos.

“Ya no hay pleitos en el colegio e incluso ellos mismos nos piden que los incluyamos en las charlas cuando lo normal es verlos tratando de escaparse de las actividade­s adicionale­s”, explicó Vargas.

Agregó que la falta de valores dentro del hogar se refleja en el comportami­ento de los estudian- terpretaci­ón) eran el sinónimo de agradecimi­ento a Dios por la bendición del trabajo y la paz.

Hoy dolorosame­nte, más que un motivo para sentir orgullo, pareciera que dichas palabras son más bien un anhelo profundo, el grito estremeced­or que una sociedad que desea volver a los valores que hicieron grande a nuestro país.

La paz personal, familiar y social no pueden construirs­e y mantenerse por sí mismas, muchas sociedades desde la antigüedad hasta el presente lo han intentado sin éxito.

La paz por la paz es simple camaraderí­a. Como nos dice el papa Emérito Benedicto XVI: “La paz, don de Dios y obra del hombre, la paz no es un sueño, no es una utopía: la paz es posible. Es un orden vivificado e integrado por el amor, capaz de hacer sentir como propias tes en el cole.

“Me encantó porque hay personas que no valoran a sus padres y esta charla les abre los ojos a muchos”, indicó Diana Ulate, alumno de noveno.

“Muchos no aprovechan el esfuerzo y sacrificio que hacen sus padres para que estudien, y esto nos ayuda a ser mejores hijos”, opinó Kathia Molina, estudiante. las necesidade­s y las exigencias del prójimo, de hacerpartí­cipesa los demás de los propios bienes, y de tender a que sea más difundida en el mundo la comunión de los valores espiritual­es”.

Esun ordenlleva­do a cabo en la libertad, es decir, en el modo que correspond­e a la dignidad de las personas, que por su propia naturaleza racional asumen la responsabi­lidad de sus obras. Nos recordaba también San Juan XXIII. La Paz auténtica es fruto de un acontecimi­ento, la resurrecci­ón de Jesucristo, y el mismo es la fuente de la paz.

La paz que todos anhelamos recuperar en nuestro país solo será posible cuando las personas tengan en su corazón a Jesucristo que es la fuente de la paz. Esa es la gran diferencia entre nuestra sociedad actual y la que vivía en tiempos de José María Zeledón Brenes, que no solo era amante de la paz y del trabajo, sino también de aquel que es la fuente de la paz.

Blanco busca llevar su gira de valores a todos los colegios del país pues ha podidocomp­robar la gran necesidad de amor que tienen los estudiante­s.

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Los estudiante­s están faltos de cariño y comprensíó­n.

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