Provocaciones
En materia sexual, la iniciativa ocupa unlugar estelar y aveces protagónico en la vida íntima de las parejas. Unas veces él, unas veces ella o a veces los dos inician de forma sutil o deliberadamente franca las provocaciones que encienden la llama de la pasión. Para muchos, esas señales sugestivas de “quiero sexo” son arrolladoramente excitantes, al punto que diríamos que sentirse deseado, sentirse apetecido, es parte integral de la vivencia sexual.
Tradicionalmente ese papel estaba reservado para el hombre, quien con su beligerancia sexual era el encargado exclusivo de tocar las puertas del amor. Era función masculina decidir cuándo, cómo y dónde ocurrían las escenas sexuales. Nada sucedía en la cama marital que no fuera producto de la iniciativa masculina. Desde luego, ese panorama está superado y hoy ambos se complacen cuando la pareja lanza sus insinuaciones, que son por sí mismo un aliciente sexual.
Sin embargo, todavía algunas personas temen tocar las puertas del amor, siempre esperan que sea su pareja la que los busque, no muestran iniciativa, no dicen quiero, no evidencian deseo, aún cuando gozan con creces el acto sexual.
Como se entenderá con el tiempo, esta conducta deja un sinsabor en el otro miembro de la pareja, quien reflexiona “¿por qué siempre tengo que ser yo quien empiezo?”. Esta apatía va generando dudas. ¿Lo estará disfrutando?, ¿lo hará solo para complacerme?, ¿se habrá perdido la pasión?
Antes se creía que esto solo les sucedía a las mujeres, pero la verdad es común en ambos miembros. El temor, la vergüenza, así como ciertos problemas en la autoestima sexual suelen ser los grandes responsables de estas inhibiciones. Afortunadamente contamos con diversos abordajes que facilitan a estas personas a expresar sus deseos sexuales.