GRAN DOSIS DE ESPERANZA PARA PACIENTES CON SIDA
La conmovedora historia de una bebita de nueve meses lleva aparejadaunaalta dosisdealegría y esperanza. Este angelito, quien lleva en su sangre el virus del Sida es a la vez la luz de los pacientes del Hogar Nuestra Señora de la Esperanza, donde se atienden a personas con el virus VIH. La pequeña fue contagiada de esta enfermedad cuando vino al mundo ya que su madre no sabía que era portadora. “La mamá llegó de Nicaragua buscando oportunidad laboral. A los meses se dio cuenta de que estaba embarazada pero, por su condición migratoria irregular, en su trabajo no le respetaban sus derechos y no le permitieron que fuera a las citas prenatales”, contó Joselyn Kung, trabajadora social del hogar que está en Cartago. Y es que de haber podido ir a esos chequeos previos al parto, se habría descubierto a tiempo que era portadora del VIH y la bebé hubiera sido protegida. El nacimiento habría sido por cesárea para que no intercambiaran fluidos durante el
parto, que al final fue natural.
“La bebé nació el 19 de diciembre y fue hasta el 21 de ese mes que se detectó que la mamá tenía el virus”, detalló la trabajadora social.
Desconocimiento. La madre de la menor al inicio no tenía conciencia de lo que significaba para ella y para la bebé esa enfermedad. Además, por vivir en una zona pobre y no tener plata ni para lo mínimo perdía muchas citas en el hospital.
“No tenía ni para los pases del
bus”, aseguró Kung.
Es entonces cuando la gente del PANI coordina con el hogar para que reciba a las dos y así puedan tener la atención que necesitan.
“Nos asesoramos bien con lo de las medidas legales y de protección que hay que tener para recibir a la bebita. Acá se les dio techo, abrigo, alimentación y todo lo que necesitan. A la señora se le está ayudando en su proceso migratorio”, dijo la encargada social, quien recordó que madre e hija ingresaron al hogar el 29 de junio.
Cambio total. Y desde ese día las cosas son muy diferentes para los otros 17 pacientes que viven en ese centro pues la bebita se convirtió en su luz, su centro de atención.
“Hay momentos en los que el ambiente del hogar se pone un poco triste, pero desde que ella llegó todo cambió, están pendientes de ella, hubo un cambio anímico. Hasta se pelean por ver quién pone la plata cuando hay que cortarle el pelo”, contó Mónica Gamboa, coordinadora general del lugar.
Y es que con solo entrar en su