POLICÍAS SON UN DESMADRE
La Policía Municipal de Escazú parece estar embrujada.
Hay de todo: oficiales con prohibición para usar armas, uniformados a los que les se va la mano con los “tamarindos” y un jefe que se rulea en horas laborales.
Además de eso, los “ofis” a los que sí les gusta trabajar se quejan porque no tienen los recursos necesarios para cumplir su labor. Y los dramas no quedan ahí, ahora resulta que los oficiales hasta se dan de manazos entre ellos.
El lunes pasado dos uniformados, de apellidos Angulo y Siles, se agarraron cuando a uno de ellos se le fue la mano con la fiesta que se pegó. Según informaron las autoridades, el domingo a las seis de la tarde la Policía Municipal encontró a Siles, en su día libre, sentado en el parque de San Antonio de Escazú tomando gua- ro junto a una amiga, que al parecer, es oficial de la Fuerza Pública.
Los compañeros le dijeron que se fuera del parque porque es prohibido tomar en lugares públicos, pero el hombre siguió.
El lunes a la 1:30 de la mañana Siles andaba manejando su carro con la amiga, y otras dos personas, cuando se toparoncerca del centro de Escazú al oficial Angulo, quien iba en otro vehículo.
En apariencia los “compas” de trabajo se llevan ley y empezaron a gritarse cosas y se amenazaban tratando de chocar los carros. Angulo llegó a la delegación de San Rafael de Escazú.
Ahí los dos se bajaron de los carros y empezaron a darse. Los oficiales de la Fuerza Pública los separaron y después de que se calmaron los hicieron firmar un acta y los dejaron ir, pero en eso llegó un tráfico, quien cumplió con la ley y les hizo la alcoholemia a los dos. Resultó que Siles andaba tomado.
La prueba le dio 0.49, miligramos de alcohol en la sangre, mientras que lo permitido es de 0.38.
Debido a eso fue llevado a la Fiscalía por el delito de conducción temeraria y horas después fue dejado en libertad.
En el departamento de prensa de la municipalidad dijeron que, pese a que los dos oficiales estaban libres cuando se dieron los hechos, serán investigados.
Con rabo. Según confirmó la Municipalidad, Siles se desempeñadesde hace casi tres años en labores administrativas ya que tiene antecedentes por violencia doméstica y eso no le ha permitido renovar el permiso de portación de armas.
Angulo también ha dado qué hablar, ya que fue condenado a un año y siete meses de cárcel por irrespetar una medida cautelar por violencia doméstica; sin embargo, goza de un beneficio que le permite estar libre, además, está apelando la pena.
La Teja había publicado que a inicios del 2015 Angulo llegaba a dormir a la delegación en lugar de trabajar, ya que no tenía permiso de portación de armas y además, una vez llegó a trabajar con olor a guaro. Definitivamente la delegación necesita una limpia.