TRIBU CON EMPUJÓN TICO
COSTARRICENSE ATIENDE EMBARAZADAS Y NIÑOS EN ETIOPÍA Y ACÁ TIENE UNA ALIADA
Olga Ruiz dejó hace 25 años la comodidad de su casita en San Joaquín de Tuis en Turrialba, para ser misionera.
La mayor parte de ese tiempo, unos 15 años, los ha pasado en Etiopía, África, donde trabaja como enfermera atendiendo distintos problemas de salud de los habitantes.
En los últimos años se ha dedicado a dirigir una clínica en la que vela por mujeres embarazadas y recién nacidos.
Claro, esa labor la realiza en un país en el que se vive una realidad muy diferente a la de Tiquicia.
“Yo estoy en la región de Haro Wato, donde vive la tribu Oromo, que es la más grande de Etiopía. Acá la gente depende de lo que siembra, no hay otra cosa. Entonces si no hay lluvia no va a germinar lo que sembraron y eso es hambre segura. Y muchas veces eso significa también muerte segura, especialmente para los niños”, contó Ruiz, quien pertenece al grupo de los Misioneros Combonianos.
Según lo que cuenta la costarricense, actualmente en Etiopía hay unas 11 millones de personas que sufren hambruna.
Esto sin duda dificulta que una mujer tenga un embarazo normal o que un niño que acaba de nacer puede desarrollarse como debe.
Con ayuda. Pero Olga no está sola, aunque está a miles de kilómetros de acá, en Costa Rica tiene una gran aliada.
Se trata de Gloriana Oconitrillo, quien se inventó una forma de poder colaborar económicamente con la labor de la misionera.
“Ella (Olga) estuvo hace dos años y medio sacando un posgrado en Enfermería Pediátrica en la UCR, una amiga y yo la estuvimos ayudando con la tesis. Con todo lo que nos contó de la realidad que vive allá no podíamos quedarnos con los brazos cruzados, teníamos que buscar la forma de apoyar su sueño de reducir las altas tasas de mortalidad que hay en ese país”, comentó Gloriana.
Nace Afritica. Empezaron a buscar la forma de recolectar platica, pero se toparon con una pared. “La gente nos decía que por qué África si acá en Costa Rica hay tanta necesidad. Lo que no toman en cuenta es que acá hay más formas de solventar problemas de salud, allá hay millones de personas con hambre que no tienen ni fuerza para ir a una clínica”, contó. Por eso llegaron a la conclusión que tenían que ganarse la plata. De ahí nace Afritica, una tienda virtual en la que venden camisas, cuadros, bufandas, collares pulseras. Todo lo que recogen es para Etiopía. “Nosotras hacemos las cosas, un día compramos tela y vemos qué diseño se nos ocurre. Ya logra- mos enviarle $3.500 (cerca de ¢1,9 millones) y ya se compraron equipos. Son cosas básicas como camillas, termómetros, estetoscopios, pero ¡eso salva vidas!”, aseguró Oconitrillo.
Laidea es equipar almenos cinco lugares con lo más básico, pues para llegar a la clínica muchas pacientes tienen que caminar siete horas, con hambre y con un bebé en brazos o en el vientre.
“Cuenta Olga que muchas veces encuentra muertos en el camino, tanto a la mamá como al bebé”, contó con dolor.
A diario Ruiz se la juega para atender a cerca de 100 pacientes entre embarazadas y niños. Gran parte del trabajo recae en sus hombros y en la colaboración de un grupo de 10 voluntarios, sin olvidar la ayuda de Afritica.