Niñito a la africana
MONJA TICA NOS CUENTA COMO SE VIVE LA NAVIDAD EN EL CONTINENTE NEGRO
es una monja tica que pasó las últimas 26 navidades en la República Centroafricana. Este año será la excepción y la pasará en Costa Rica.
Ella forma parte de las misioneras combonianas, por eso su servicio a las demás personas siempre será fuera de su país.
El destino la llevó a África en 1989 y solo la enfermedad de su mamita la hizo volver a Tiquicia.
Por eso fue que pudimos entrevistarla en Costa Rica, en la comunidad de las hermanas misioneras combonianas, en Granadilla norte de Curridabat.
Tiene un permiso especial del Vaticano para estar al lado de su mamá, doña Luz María Álvarez, quien está enfermita.
La hermana Rosario nació y se crió en El Roble de Santo Domingo de Heredia. Llegó al mundo el 29 de mayo de 1957, cuando en el país había más cafetales que construcciones y casi no habían carros.
Desde 1980 alistó maletas, primero fue a México, después a Italia, pasó a Suiza y en 1989 llegó a ese país del centro de África. Tenía 22 años cuando piso el Continente Negro por primeravez y se enamoró de él para siempre.
Sin tiendas ni luces. A sor Rosario le encanta recordar las navidades africanas, porque para ella son el fiel reflejo de lo que debe ser la celebración del nacimiento del hijo de Dios, llenas de humildad, oración y reunión alrededor de La Biblia.
“Allá hay mucha pobreza, pero al mismo tiempo mucha felicidad, mucho optimismo; hay mucho sufrimiento, pero la gente es alegre de corazón.
“En la capital del país (Bangui) no hay centros comerciales, uno no ve casas llenas de luces, ni presas en los comercios por los regalos”, nos contó.
Según la religiosa, la Navidad en la República Centroafricana no es sinónimo de regalos, consumismo ni de fiestas llenas de guaro.
“En los pueblos donde siempre pasé no había electricidad, entonces uno no encuentra arbolitos de Navidad, la gente no pone pasitos, se disfruta el nacimiento del niño Jesús entre oraciones y en la iglesia, cuando el sol se oculta cada quien para su casa a descansar”, explicó. Pueblo oprimido. La monjita explicó que Centroáfrica es un país que tradicionalmente cambia de gobierno por un golpe de estado, eso ha provocado guerras internas, que desde el 2005 aumentaron en muertes y destrucción. “Me ha tocado convivir con la muerte, pero aquí lo importante es que el africano encuentra esperanza de vida entre los que nunca les abandonamos”, afirmó la religiosa.
La monjita hoy tendrá la cena navideña con su familia, pero su corazoncito misionero lo tendrá con sus africanos.
“Yo deseo estar allá, es que hay mucho que hacer, mucho en qué ayudar.
“La iglesia es para ellos un lugar de refugio, Dios para ellos es la luz, la esperanza entre tanta necesidad y tanta muerte. Ahorita mismo la situación política es muy conflictiva, pero yo de mil amores me voy mañana mismo”, confesó.
Jesucristo es quien nos alimenta para siempre estar dispuestos a servir”. ROSARIO CAMPOS MONJA COMBONIANA