Callar es amar
En un mundo tan convulso como en el que vivimos las palabras se convierten en armas y es por medio de las palabras que se dan muchas muertes en las cárceles y las calles, que dejan a muchas familias destruidas.
Las palabras tienen hoy mucho más poder que antes, principalmente en el aspecto negativo. Hace muchos años se hacían negocios de palabra y se lograban acuerdos, porque la palabra tenía mucha credibilidad, pero ahora lo que tiene es mucho poder destructivo.
Por palabras se gana una campaña política y por palabras se genera una guerra. A nivel de pareja es igual, muchos divorcios y separaciones se han dado por palabras hirientes, con doble sentido o sarcásticas que han lastimado el honor y la autoestima de una persona.
Si usted hace un recuento de lo que ha hablado o dicho en su vida, un alto porcentaje le corresponde a palabras necias, con tintes diferentes, pero la gran mayoría negativos.
No es cuestión de ser hipócritas o decir lo que no se siente, el asunto es ser sabios con lo que sedice ycomose dice, principalmenteenlas relacionesdepareja o familiares, por eso le invito que a través de esta columna se haga un propósito.
Si no va a decir algo que valga la pena, que estimule a su pareja o a los que le rodean, mejor se queda sin decir nada, es mejor callar que ofender, y si usted es de los que le dicen a su pareja que le ama cada vez que se molesta o tenga enojo, no diga nada ya que callar es amar.