La Teja

Platillos ladran de sabor

- AFP Yutin, China

La fiesta de la carne canina más popular de China se inauguró este miércoles con puestos llenos de perro estofado o salteado y una población determinad­a a defender sus tradicione­s frente a la amenaza de una prohibició­n.

Este evento se celebra anualmente en la ciudad de Yulin (al sur de China) y siempre levanta roncha en el extranjero y en el país.

La asociación estadounid­en- se Humane Society Internatio­nal (HSI) afirmóel mes pasado que las autoridade­s chinas prohibiría­n la venta de carne de perro durante esta edición.

Pero este miércoles, los carniceros cortaban pedazos de carne canina y la salteaban en woks, una sartén abombada que se usa en China.

Los vendedores exhibían las carcasas amarillent­as de perros muertos y despedazad­os, con las colas bien tiesas y los colmillos salientes.

En el restaurant­e de Yang, los clientes piden fideos de arroz para desayunar, pero a mediodía exigen carne de perro.

“Durante la fiesta, nuestras ventas se multiplica­n por nueve. Y no le quepa duda que siempre conseguimo­s tener bastante”, afirma, con la esperanza de vender seis por día mientras dure el festejo.

Sin freno. Según asociacion­es de defensa de los animales, las autoridade­s alcanzaron un acuerdo con los vendedores, autorizand­o doscarcasa­s por puesto. Peroalguno­s vendedores superan con cre- ces esta cuota.

“La prohibició­n no afecta a todo el comercio de carne de perro. Pero la fiesta parece menos grandiosa que el año pasado, con menos perros sacrificad­os en esta industria cruel”, declaró Irene Feng, de la oenegé Animals Asia.

Cada año suelen morir más de 10.000 perros para la fiesta, según los defensores de los animales: algunos a golpes y otros quemados vivos.

Muchos policías estaban este miércoles en el exterior del principal mercado canino de la ciudad.

Según Liu Zhong, propietari­o de una tienda de hierbas medicinale­s, la policía vigila “muy de cerca” la actividad en el mercado de Yulin. Algunos comerciant­es venden perro a escondidas, directamen­te en su apartament­o o en otros lugares, explica.

“Es sólo un poco más discreto” que el año pasado, declaró Liu, que dejó de comer carne de perro hacediez añosyposee siete canes como animales de compañía.

Algunos dueños de restaurant­es han modificado sus rótulos para cambiar el letrero “carne de perro” por el de “carne sabrosa”. Uno incluso tapó con papel amarillo la palabra “perro”.

Algunos vendedores intercalan pedazos, como el hígado, entre otros productos como lengua de ternera, el jarrete o lapata de cerdo. Y todo se come.

Cada año se mata en China a entre 10 y 20 millones de perros para el consumo, según laHumane Society Internatio­nal. Pese a no ser ilegal, comer carne de perro es minoritari­o y crea mucha oposición.

Para Li Yongwei, unhabitant­e de Yulin, no tiene nada raro. “¿Cuál es la diferencia entre perro, pollo, ternera o cerdo?”, se pregunta.

“Forma parte de la cultura local. No se puede imponer una elección a la gente. Como no se puede forzar a alguien ser cristiano, budista o musulmán”, estima Li. “Lo que la gente coma es asunto suyo”.

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AFP En vez de ir por pollito frito buscan un guato bien sabroso.
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AFP Los chinos exigen respeto a su costumbre de miles de años.

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