Ordeño automático
Un búlgaro dejó con la boca abierta a las autoridades por robar ¢34 millones gracias a la clonación de tarjetas en cajeros automáticos y por la gran facilidad con la que lo hizo en apenas 15 días.
La Sección de Fraudes del OIJ informó la mañana de este martes sobre la detención del europeo.
A Boyco Kirilov, de 39 años, lo agarraron el jueves pasado en un apartamento que alquilaba en Trejos Montealegre, en Escazú. Allí vivía solo.
Según explicó Karla Chinchilla, jefa de la Unidad de Bancos del OIJ, 27 clientes, a los que les dio por la jupa, alertaron lo que pasaba.
Lugares favoritos. El bicho atacaba en cajeros automáticos de Calle Blancos, Zapote, Alajuelita, Curridabat, Hatillo, Sabanilla, Tibás, Heredia y Alajuela. Lo hacía siempre entre 5 y 8 de la mañana y 8 y 10 de la noche.
Ingresó al país el 21 de junio y empezó a cometer los delitos el 22. Antes los skimmer (clonadores de tarjetas) se detectaban porque se le ponía al cajero como una especie de carátula, pero ahora son más modernos.
Chinchilla dijo que un skimmer se compra por Internet. El precio de algunos ronda los ¢12 mil.
La diferencia es que estos que usaba el búlgaro no se ponen en la ranura del cajero. Son una placa metálica que se mete como una tarjeta y cae en el lugar donde llega la banda magnética, por lo cual no puede ser detectado por la gente.
La persona mete la tarjeta cuando va a sacar plata y el aparato le roba los datos. El hombre sacaba la placa y pasaba la información a tarjetas en blanco o de regalo.
La investigadora explicó que lo único que el cliente puede hacer es tapar lo más que pueda el teclado a la hora de digitar la clave, ya que los sospechosos pegan cámaras diminutas en los detectores de humo o en un chicle sin que el afectado se percate.
“Para hacer el retiro ellos necesitan la clave”, dijo Chinchilla.
La rapidez de las denuncias permitió que el OIJ empezara a seguir al vivazo el miércoles de la semana pasada. Ese mismo día por lo noche lo vigilaron en un cajero de Calle Blancos, donde atacó, después lo siguieron hasta el apartamento y lo capturaron la mañana del jueves.
Le decomisaron ¢34 millones en efectivo, 300 tarjetas clonadas, un lector de tarjetas y un skimmer.
En las 27 denuncias el OIJ ha podido detectar un daño por ¢22,5 millones. Eso quiere decir que faltan clientes por darse cuenta del robo que se daba tanto en cajeros de bancos privados como públicos.
Por el poco tiempo que había transcurrido los bancosapenas estaban empezando a detectar la situación y también están haciendo sus investigaciones internas.
Al extranjero le recetaron seis meses de prisión preventiva.
El OIJ está a la espera de saber si Kirilov tiene antecedentes en su país o en otros por este delito.
La Sección de Fraudes aseguró que al año se dan al menos dos casos de este tipo y la mayoría de los delincuentes son ciudadanos de Europa del Este.
Hemos detectado que al año se dan por lo menos dos casos de ciudadanos de Europa del Este que vienen a cometer dichos delitos”. KARLA CHINCHILLA JEFA UNIDAD DE BANCOS OIJ