La Teja

La madre de las podadas

- FRANKLIN ARROYO franklin.arroyo@lateja.cr

Don Evangelist­a Blanco, de 79 años, famoso jardinero del parque de Zarcero, sin querer queriendo sacó sus tijeras y se jaló la madre de las podadas cuando, sin proponérse­lo, logró que despidiera­n al sacerdote Kenneth Castillo de la iglesia del cantón.

Blanco, con 50 años de entrega al hermoso parque lleno de figuras echas en ciprés, había sido despedido por Castillo de una forma grosera e injusta. La movida fue el destierro para el sacerdote, de por sí con no muy buen ambiente en el pintoresco lugar.

Resulta que la iglesia católica administra el parque y Castillo era más incómodo que un cólico en un atleta. Antes de don Evangelist­a, el ácido ya lo había probado una vendedora, a quien hizo sacada del parque. Con los taxistas y adultos mayores tam- bién había tenido problemas. La iglesia estaba casi sin almas los domingos porque el curita como que entrenaba para que nadie fuera a misa.

El 30 de junio, despidió a Blanco como jardinero y causó gran re vuelo. Alegó libre voluntad patronal para echarlo yen la carta escribió: “esta decisión ha sido efectuada de manera definitiva y valorando el bienestar de la Parroquia y del trabajador”.

Pero la presión que se le vino encima al religioso y a la iglesia fueron las verdaderas tijeras que le cortaron la sonrisa a Castillo, pues aunque el 6 de julio renunció es un secreto a voces que el curita perdió el pulso con el querido jardinero. Ese día, Ángel San Casimiro, obispo de Alajuela y jefe de Castillo restituyó a Blanco una vez que Castillo presentó su renuncia.

Esta, sin duda, ha sido la podada más histórica de don Evangelist­a.

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Evangelist­a Blanco se llevó en banda al sacerdote de Zarcero.

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