La Teja

Guía con pasado rudo

MANO DIVINA SACÓ A MUJER DE LAS CALLES

- KAREN FERNÁNDEZ karen.fernandez@lateja.cr Vilma Delgado ¿Cómo conoció al Señor?

Vargas se fue de su casa a los 15 años y empezó a rodar por las calles de Chepe en las que vivió por más de dos décadas.

Hoy, a sus 54 años, guía a adolescent­es en riesgo social del PANI para que no repitan su historia.

Ella recuerda que durante esos 22 años fue todo un terror en Concepción Abajo de Alajuelita, donde con los cables cruzados por la droga, amenazaba a la gente con puñal y los correteaba para matarlos: dos de ellos son los pastores Bella Flor Solís y Carlos Córdoba, quienes pese a eso le tendieron la mano más adelante y la ayudaron a salir adelante.

Por eso, desde hace 17 años que está libre de adicciones, se ha capacitado y ha aprendido a ganarse la vida honradamen­te; fue así como llegó hace tres años y medio a trabajar para el PANI.

Este vecina de “Conce” Abajo recuerda que su padre era muy violento, lo que la movió a irse de su casa muy jovencita y empezó consumiend­o marihuana, cemento y pastillas, pero en todo el tiempo que estuvo en la indigencia también consumió cocaína y crack.

A los 20 años cayó presa en el Buen Pastor por asalto y eso fue peor, pues conoció a personas con las que luego se involucró en el trá- fico de drogas en La Tabla de Alajuelita. Fue hasta que se internó en rehabilita­ción en el hogar Soé de Carlos Córdoba, en Alajuelita, cuando conoció al Señor, pero aún no había dispuesto su corazón para dejar atrás las drogas, por lo que recayó y continuó durmiendo en las orillas del río y cubierta por cartones.

La noche del 25 de setiembre de 1999 se cansó de la vida que llevaba, dobló rodillas y llorando envuelta en ese cartón le pidió a Dios que le mostrara su propósito y la ayudara a salir adelante. Lloró hasta quedarse dormida, pero esa noche, el Señor la escu- chó y al día siguiente empezó el cambio. Había pasado todo el día bajo la lluvia buscando que alguien le diera algo de comer y no había encontrado a nadie. “La pastora Bella Flor me dijo que habían abierto nuevamente el centro Canaán para mujeres y me decidí a ir, pese al temor de que no me dejaran entrar por todo lo malo que había hecho”. Su versículo favorito es Juan 3:16 que dice que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”, esto porque ella sentía que nadie la amaba y descubrió que Dios sí lo hacía y aprendió principios y valores que antes no tenía y que hoy le comparte a las muchachas de entre 13 y 17 años que cuida como tutora del centro con la Fundación Génesis. “Ese es el ministerio que Dios me dio para servirle y agradecerl­e por sus infinitas bendicione­s como son tener una cama donde dormir, un techoque me cobija de la lluvia. Yo aprovecho cada instante con él”, explicó doña Vilma. La servidora de Dios les recuerda a las personas que los milagros no se han acabado, están a manos llenas; Él está viendo a ver quién le pide ayuda y entra en el corazón cuando alguien le solicita ayuda.

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