La cigüeña y la sexualidad
Tradicionalmente, los médicos prohibíamos la vida sexual durante la gestación porque no existían estudios que confirmaran los efectos que podían tener en la madre, en el niño y en el curso del embarazo. Afortunadamente, la ciencia pudo sacudirse ese legado medieval y nos ha señalado que durante un embarazo normal, la vida sexual no representa ningún riesgo.
Es más, algunos estudios indican que incluso propicia el buen pronóstico tanto de la madre como del niño. Por eso, hoy en día, la mayoría de las embarazadas reciben el visto bueno por parte del ginecólogo para que continúen con su intimidad.
Claro está, esto es cierto en el tanto el embarazo curse normalmente. Si se presentan complicaciones el médico señalará oportunamente la suspensión de las relaciones sexuales con penetración. Es importante destacar que nunca prohibimos los besos, los abrazos ni las caricias. Antes se temía que algunas posiciones sexuales dañaran al bebé o al cuello de la matriz. Hoy sabemos que las parejas pueden asumir libremente cualquier posición sin que sea peligroso.
La población maneja una serie de mitos en torno a la sexualidad durante el embarazo. Por ejemplo, algunos dicen que el semenpuede intoxicaroenvenenar al bebé; otros temen que el pene golpee la cabecita. También se cree que las relaciones sexuales desencadenan abortos y partos prematuros. Debemos tranquilizar a la población indicándoles que nada de eso es cierto. La infidelidad o mantener relaciones sexuales con una nueva pareja, suele resultar una práctica peligrosa. Existe la posibilidad de contagio de una enfermedad de transmisión sexual que puede resultar nefasta.