Iniciativa llena desabor
El negocio de repostería y de comida caribeña de doña Xindy Spence también se levantó después del balazo que ella recibió en la cabeza.
Hace 20 años que ella se dedica a vender delicias limonenses. Cocina todos los días y en el garaje de la casa de su madre –en Corales II– tiene el puestito con el que ha logrado sacar adelante a sus cuatro hijos.
Ella es conocida por sus sabrosos patys, plantintá y los enyucados que ofrece a diario sin que falten otras delicias como el rice and beans y el bofe con yuca.
Manos a la obra. La idea de dedicarse a este oficio surgió luego de haber pasado mes y medio sin conseguir trabajo. La situación la agobiaba y ante la falta de una buena oferta laboral llegó al convencimiento de que no podía seguir esperando.
“Medije ‘aquí es poniéndose a hacer algo’ y fue así como se me ocurrió aprender a hacer enyucados. La receta, se la pidió a su pa- dre, Debros Spence, igual que la del paty. Eran recetas de mi bisabuelo”, recordó Xindy.
Tiene fresca en la memoria que la primera producción que salió al mercado fueron 45 enyucados que su hermano Mark salió a vender a 100 colones cada uno.
“Los vendió todos en menos de 25 minutos, lo cual me entusiasmó porque vi la posibilidad de ganarme un poquito de plata. Lo que tenía que buscar era ese punto de equilibrio entre lo que necesitaba invertir en ingredientes y lo que podía ser una razonable ganancia”, dice.
La averiguación le llevó algúntiempo hastaqueencontró el balance.
Ahora la producción de patys y enyucados comienza a las 8 de la mañana y se extiende durante todo el día. Se van haciendo conforme se van acabando para que los clientes los encuentren siempre frescos.
Además solo vende refrescos naturales, básicamente de tamarindo y la tradicional hiel, hecha a base de tapa de dulce, agua, limón y jengibre.
“El sueño mío es abrir algún día un segundo negocio, ojalá en el centro de la ciudad”, dice doña Xindy.