Olvido se hizo tradición
¿POR QUÉ LOS PRESIDENTES RECIBEN UN LAPICERO POR PARTE DEL TRIBUNAL DE ELECCIONES?
Un descuido sin importancia de doña Karen Olsen de Figueres en el lejano 1970 dio inicio a la tradición de regalarle los bolígrafos a los presidentes electos de parte del Tribunal Supremo de Elecciones.
Aunque en aquel momento se empezó a gestar la historia, la tradición como tal se cumple desde 1978, cuando Rodrigo Carazo Odio fue el primer presidente en recibir un lapicero grabado con su nombre, puesto y periodo presidencial de parte de Francisco Sáenz Meza, entonces presidente del TSE.
El actual presidente de la República recibió el obsequio el 26 de abril pasado, luego de haber firmado la credencial que lo acredita como el mandamás 48 y el más joven en más de un siglo.
Lo que pasó. Pero entonces, ¿qué tiene que ver doña Karen Olsen en todo esto?
Guillermo Cabrera nos lo explica. Él fue el funcionario que compró el lapicero de Rodrigo Carazo y escuchó del mismo Sáenz Meza cómo empezó todo.
Cabrera nos ubicó de una vez en 1970, en el acto de entrega de la credencial a Figueres Ferrer, quien se hizo acompañar de su esposa Karen Olsen.
“Doña Karen tomó el bolígrafo con el que los señores magistrados y el propio José Figures Ferrer habían firmado la credencial y lo guardó en su cartera. El bolígrafo era de uso personal del presidente del Tribunal Supremo de Elecciones”, dijo Cabrera.
Don Francisco le contó a Cabrera que la acción de doña Karen o fue involuntaria o fue para dejarse un recuerdo del acto de la entrega.
Luego le contó que para el acto de 1974, Sáenz Meza recordó el episodio y compró de su propio bolsillo el lapicero con que el que se firmó la credencial, pero se lo regaló a quien iba a asumir como primera dama, Marjorie Ellioth Sypher, esposa del pre- sidente electo en ese instante, Daniel Oduber Quirós.
Ahora sí. Cabrera dice que el lapicero no tenía nada grabado y fue hasta la siguiente administración que ya se pensó en que el bolígrafo debía ser para el presidente y se cargó la compra al presupuesto del TSE y don Guillermo fue el encargado de ir a comprarlo. “Recuerdo que costó entre ¢30 mil y ¢35 mil (aún hoy en día un lapicero de ese precio es ca-
Recuerdo que entonces costó entre ¢30 mil y ¢35 mil”.
ro). Era muy fino, de lo mejor que había. Le dije al dependiente que era un lapicero para el presidente, que tenía que ser especial y creyó que estaba jodiendo, pero me mostró lo mejor que tenía”, dijo Cabrera.
Don Guillermo asegura que fue a la Universal y a la Lehman, pero que se acordó de la Parker y allí lo compró.
Cuando Cabrera llegó a entregar el lapicero a su jefe, don Francisco Sáenz le contó la historia. “En ese momento fue que me dijo que era mejor dárselo al presidente”, añadió.
Doña Estrella Zeledón, esposa de Carazo y primera dama de la República en el periodo 1978-1982, nos dijo que no conocía el antecedente y expresó que es una historia bastante bonita.
“En aquellos tiempos esas cosas eran muy significativas. Recuerdo, eso sí, que a los lapiceros se les decía plumas. Son cosas muy emocionantes”, dijo.
Doña Estrella no precisa si existe el lapicero que le regalaron a do Rodrigo porque muchas cosas las dieron a los archivos nacionales.
“Me acuerdo que el estuchito era muy bonito. Era una pluma de librería”, añadió.
La exprimera dama dijo que existen fotos del momento, pero tampoco está segura de tenerlas con ella.
“Me parece haberla visto una vez que había fallecido (Rodrigo Carazo), revisando las cosas. Puede que lo tenga yo o algunos de los nietos”, dijo doña Estrella.
GUILLERMO CABRERA EXEMPLEADO